El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez, reconoció ayer que los abusos a menores, «por respeto a quienes han padecido esta acción abominable, no pueden quedar impunes», y admitió que no se puede «cancelar» el pasado, pero sí «afrontarlo». En el discurso inaugural de la asamblea plenaria de la CEE, Blázquez se refirió al encuentro en Roma convocado por el papa Francisco el pasado mes de febrero para abordar la protección de menores en la Iglesia y la pederastia, una cuestión que calificó de «grave, humillante y dolorosa».

Recordó las palabras del pontífice en las que habla de los abusos a menores como un problema universal y transversal, y advirtió de que la universalidad de esta plaga, a la vez que confirma su gravedad, no disminuye su «monstruosidad» dentro de la Iglesia. Se remitió a los datos estadísticos «imprescindibles para conocer un fenómeno de esta magnitud y para afrontarlo adecuadamente».

Según el papa Francisco -dijo Blázquez- «la primera verdad que emerge de los datos disponibles es que quien comete los abusos, o las violencias (físicas, sexuales o emotivas) son sobre todo los padres, los parientes, los maridos de las mujeres niñas, los entrenadores y los educadores». Aunque reconoció que la «inhumanidad de este fenómeno a escala mundial es todavía más grave y más escandaloso en la Iglesia, porque contrasta con su autoridad moral y su credibilidad ética».

Blázquez hizo, así, un llamamiento a que los delitos de pederastia no queden impunes: los abusos son «instrumentalización de menores y pueden ser también delitos, que por respeto a quienes han padecido esta acción abominable no pueden quedar impunes». Así, destacó que la víctima, la familia, la Iglesia y la sociedad exigen que no se oculten estos abusos, que sean juzgados, que no queden impunes y «que se corte la difusión de este mal» porque «el perdón de los pecados por Dios no exime del castigo por los delitos cometidos».

En su discurso, Blázquez advirtió de que en estos próximos comicios «está en juego la dignidad de personas» y la familia.