Al teclear este martes el nombre Jonathan Tasini en el buscador de The Huffington Post aparecían 1.170 resultados. El primero remitía a un escueto teletipo de Associated Press, seis frases en las que se informaba de que Tasini, "bloguero y activista sindical", ha presentado una demanda en un tribunal de Nueva York en la que busca que la web pague al menos 72 millones de euros a más de 9.000 escritores y proveedores de contenidos con cuyo trabajo la página supuestamente se ha "enriquecido injustamente".A continuación se podían leer centenares de entradas que Tasini ha escrito gratis durante los últimos años en esa página que se declara "el periódico de internet". Y una vez más quedaban en evidencia todas las complejidades y paradojas de la siempre complicada relación entre creación y empresa, no solo aún sin resolver, sino potenciadas en la era de dominio de la red.Lo que ha hecho Tasini es convertir en demanda el clamor que los blogueros de The Huffington Post lanzaron en febrero, cuando el gigante de las comunicaciones America Online decidió comprar por 220 millones de euros la web fundada por Arianna Huffington en el 2005. Entonces se selló el éxito de una fórmula conflictiva, un "agregador de noticias" que cuelga con ligeros retoques noticias producidas por otros medios y que se apoya también en las colaboraciones voluntarias y sin retribución económica de miles de blogueros, algunos relevantes firmas políticas, económicas, académicas o artísticas. Otros son más desconocidos, como Tasini.Rebelión por escribir sin cobrarAunque los blogueros durante años mostraron estar dispuestos a trabajar gratis a cambio de acceder a los millones de usuarios de la exitosa página, se rebelaron cuando entró en juego una gran empresa y un acuerdo económico del que ellos no sacaban ningún beneficio, cuando además se mantiene la fórmula de que sigan escribiendo sin cobrar.Tasini ha dado un primer paso, buscando que los tribunales acepten el caso como una demanda colectiva, y ha emprendido una dura campaña contra el Huffington. Este martes, en una conversación con periodistas, denunció que "los blogueros de The Huffington Post han sido convertidos en esencia en esclavos de la plantación de Arianna, y en un blog (en otra página) pidió que nadie escriba gratis en The Huffington Post, llamando a quienes lo hagan "esquiroles".Mario Ruiz, un portavoz de la web, aseguró por su parte que la demanda "no tiene ninguna base" y defendió que los blogueros usan su plataforma "para conectar y asegurar que sus ideas y opiniones son vistas por tanta gente como sea posible". Pero no solo de proyección pública viven los autores y la exposición no paga las facturas.