El polifacético Ricardo Bofill hijo, novio de la cantante mexicana Paulina Rubio, se sentó ayer en el banquillo de los acusados de un juzgado de Barcelona. El fiscal mantuvo la imputación contra él y solicitó una condena de siete meses de prisión, multa de 5.400 euros (900.000 pesetas) y dos años de privación del carnet. Bofill (en la foto, esperando en los pasillos del juzgado, ayer) está acusado de conducir ebrio, chocar contra un árbol y negarse a someterse al test de alcoholemia. La defensa pidió la absolución.

Bofill declaró que el día del accidente, el 21 de julio del 2000, no había bebido y que lo ocurrido fue un accidente. Sin embargo, dos policías municipales de Sant Just Desvern (Barcelona), localidad donde ocurrió el suceso y donde él vive, que sí presentaba síntomas de ebriedad. "Le olía el aliento a alcohol", afirmó uno de ellos.

CHOQUE CONTRA UN ARBOL

Los hechos ocurrieron el 21 de julio del 2000, cuando el hijo del arquitecto, tras asistir a una cena en casa de un amigo, conducía por Sant Just Desvern "bajo los efectos de una ingestión procedente de bebidas alcohólicas", resalta la acusación. Antes de entrar en el párking de su casa, "perdió el control del vehículo" y chocó contra un árbol y una papelera. Eran las ocho de la mañana. El fiscal sostiene que Bofill se negó a hacer la prueba de la alcoholemia.

Bofill explicó que sólo bebió, a medias con su amigo, una botella de vino durante la cena. La charla en el piso se alargó y, por la mañana, cuando Bofill volvía a casa, tuvo el accidente. "Estaba un poco dormido, pero bien", admitió. "El coche se me fue cuando intenté coger el mando a distancia para abrir el párking. Fue un accidente".

VERSIONES CONTRADICTORIAS

Bofill desmintió que los policías le pidieran someterle al test de alcoholemia. Agregó que, tras hablar con ellos, se fue a su casa porque se había dado un golpe y se encontraba mal. Los agentes insistieron que Bofill presentaba síntomas de ir bebido. Detallaron su comportamiento alterado, su somnolencia y su aliento con olor a alcohol. Un policía dijo: "Le comenté que tenía que hacerse el test y empezó a alterarse. Me gritó: ´No me toques que no soy maricón y saca la pistola´. Después se fue a su casa. Le llamamos pero hizo caso omiso".