Quizá no está lejos el día en el que un diputado del PP o del PSOE (estando los socialistas en el Gobierno) se rompa el pecho por la dación en pago en el Congreso. Quizá pronto los jueces, que ya han parado algunos, sean un muro ante los desalojos. Pero de momento, ahí están los bomberos.

Y en concreto, el bombero que ayer se negó a colaborar con la comisión judicial para sacar a una señora de su casa. Fue en A Coruña, en el desahucio de una anciana de 85 años, Aurelia Rey, que vive de alquiler en un piso de la calle del Padre Feijoo y denuncia malas artes de la propiedad para echarla por haber pagado con retraso dos recibos en 30 años. La mujer tiene unos ingresos mensuales de 356 euros y paga un alquiler de 126 euros.

La comisión judicial pasó un día intenso. Furgonas de la policía llenaban la calle y se enfrentaban con unos 200 activistas convocados por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) antidesahucio, en algunos casos a empujones, en otros inmovilizándolos en el suelo, como se vieron el portavoz municipal del Bloque en el Ayuntamiento de A Coruña, Xosé Manuel Carril, y el portavoz del BNG en el Parlamento gallego, Francisco Jorquera, informa Europa Press.

"Se niegan los bomberos"

Se esperaba que un bombero cortara la cadena instalada para sellar la entrada. Un vídeo, algo movido, dejó constancia del momento en que el se planta. En realidad, el audio es lo que mejor se aprecia: el júbilo de decenas de personas mientras el que graba dice: "Se niegan, los bomberos se niegan". La misma voz explica que el bombero decidió dar marcha atrás, pidió un cartel de la PAH, lo cogió y afirmó: "Yo no participo en esto. Yo no corto la cadena". Los compañeros del díscolo, que puede ser expedientado, compartieron su actitud, y tuvo que ser llamada una segunda dotación, que sí cortó la cadena. Pese a ello, no se completó el desalojo y Aurelia Rey salió a agradecer el apoyo. No era para menos. No se paró uno: se pararon dos.

Porque le negativa se dio en el segundo intento de una comisión judicial que jugó al gato y al ratón. El primero, previsto para las diez, quedó en nada, aparentemente. A la una, la comisión hizo saber que se aplazaba. Sin embargo, una hora más tarde, el grupo volvió todavía con más policía para acometer el desalojo.

Fue entonces cuando los agentes inmovilizaron a manifestantes, cuando la gente elevó su protesta y cuando un bombero decidió que no, que no iba a colaborar. Otro día serán jueces y otro, diputados del PP y del PSOE.