Son las bombillas que más energía consumen y, por ende, las que más contaminan, ya que obligan a las centrales energéticas a trabajar más y emitir más dióxido de carbono (CO2). Ayer, arrastrados por la presión social que recorre Europa contra el cambio climático, los fabricantes del sector de la iluminación anunciaron que eliminarán "de forma progresiva" los modelos tradicionales de luz incandescente con filamentos de wolframio, un compromiso que fue recibido con aplausos por parte de la Comisión Europea. El fin es que las derivadas del modelo clásico de Thomas Edison dejen de comercializarse en el mercado europeo en el año 2015.

La iniciativa presentada por la Federación de Empresas Europeas de Lámparas supondrá una reducción de más del 60% en las emisiones de CO2 generadas por la iluminación doméstica.

La introducción del plan en la normativa comunitaria supondrá "la desaparición progresiva del mercado de las lámparas menos eficientes", según un comunicado de la federación, que incluye entre otras empresas a General Electric, Havells Sylvania, Osram y Philips.