El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) informó en diciembre pasado al Ministerio del Interior sobre la avalancha de inmigrantes desde las costas de Mauritania hacia Canarias y el drama humano que suponía la muerte de entre 1.200 y 1.700 de los subsaharianos que habían embarcado en cayucos en los últimos 45 días. Otro informe alertando sobre la muerte de subsaharianos en el Atlántico fue lanzado también el mismo mes por los responsables de la Guardia Civil.

El ministro de Defensa, José Bono, que ayer presidió la entrega de la fragata Méndez Núñez a la Armada en el arsenal de Ferrol, desveló que los servicios secretos habían informado "a todas las autoridades a las que tenían que informar" sobre la muerte de subsaharianos que habían zarpado hacia Canarias desde las costas de Mauritania.

Según Bono, la información se dio cuando se conoció. El ministro no desveló el contenido del informe del CNI "porque está clasificado e incurriría en delito si lo revelara". También quiso dejar claro que la responsabilidad en la tardanza de la actuación de las autoridades españolas para evitar el drama de los sin papeles que naufragan en el Atlántico no era de su departamento sino de Interior o de Asuntos Exteriores.

Por otra parte, indicar que chorros de agua con pimienta, es uno de los nuevos obstáculos que encontrarán los inmigrantes que intenten saltar la valla de Melilla. Esa mezcla forma parte del sistema de alerta que incorpora el entramado de cables que se ha empezado a construir entre las dos alambradas que forman la valla que rodea Melilla para impedirles pasar, informa Mustafá Hamed.