Internet ya está lleno. El viernes, 21 de enero, se acabaron las direcciones IP, es decir, los números que identifican los dispositivos que se conectan a la red. La última tanda de direcciones se asignó a una entidad asiática por la Internet Assigned Number Authority (IANA). Pero esto no significa que ningún dispositivo nuevo podrá conectarse a la red: los proveedores de servicios tienen direcciones de reserva. Y un nuevo sistema para generar direcciones (el IPv6) está en marcha.

Sin embargo, este hecho demuestra que la red padece achaques. El 8 de junio, webs como las de Google, Facebook o Yahoo! proporcionarán sus servicios con el sistema IPv6 durante 24 horas: algunos usuarios podrían quedarse sin red si sus proveedores no espabilan en adoptar el sistema. "España no está del todo preparada para esta transición", alerta Andreu Veà, presidente de la sección española de la Internet Society (Isoc), la organización responsable de los protocolos de la red. Veà confirma a este diario el agotamiento de las direcciones antiguas.

CAMBIO DE MOTOR "Es como cambiar el motor de un avión mientras está volando". Así describe Vint Cerf --uno de los padres de internet-- la actualización de la red. Los creadores de internet no podían imaginar un crecimiento tan explosivo de su invento. En la última década, la cifra de usuarios ha pasado de 300 millones a casi 2.000, según la organización Internet World Stats. Mientras tanto, han aparecido las redes sociales, Skype y los smartphone.

Cada dispositivo de internet se identifica con una dirección IP. Para acceder a una web no es necesario que el dispositivo esté conectado directamente con el ordenador en el cual está almacenada la página. La información se entrega a través de una red de conexiones (fibras ópticas, líneas telefónicas, satélites...) enlazadas por routers . Estos llevan a la dirección de destino los paquetes de información (los enrutan ).

"El sistema actual prevé un tope de 4.000 millones de direcciones, mientas el IPv6 admite 340 sextillones 340 seguido por 36 ceros", explica Josep Vela, representante de la Isoc. Pero no todo el mundo está preparado para disfrutar del IPv6. "Desde hace dos años, en España se pueden comprar routers con el IPv6 activado al mismo precio que los antiguos, pero nadie se ha preocupado de promoverlos", explica Veà. "El 8 de junio, muchos proveedores harán una chapuza para encajar el sistema antiguo con el nuevo, pero algunos se quedarán sin servicios: esperamos que sirva de lección", advierte este experto.

POCO MARGEN Los problemas no se acaban con este asunto. "El sistema de enrutado actual no aguantará mucho más", alerta Marián Boguñá, investigador de la Universidad de Barcelona. Cada vez que se produce un mal funcionamiento o el corte de una conexión, se necesitan 10 minutos para que toda la red conozca ese fallo. "Con las dimensiones actuales de internet se producen dos cambios de este tipo por segundo de media, con picos de 1.000 por segundo", explica Boguñá. Evidentemente, cuando la red sea mayor, gestionar los errores será cada vez más difícil. En septiembre pasado, Boguñá publicó en la revista Nature Communication una de las posibles soluciones del problema: propone generar un mapa especial que permitiría calcular el camino más corto entre dispositivos, con cierta tolerancia respecto a errores y cortes.

Aunque se remediara el colapso del tráfico en la red, aún quedaría otro asunto por resolver. "Más dispositivos y más rápidos implican un mayor consumo de energía para enfriarlos", explica Veà. Google está buscando soluciones imaginativas, como llevar sus servidores a países fríos o en alta mar. La más joven de las tecnologías ya padece achaques de vejez, pero los expertos confían en que podrán hacerle un lifting .