Ni somnolencia, ni velocidad excesiva. El vuelco de un autobús interurbano poco antes del mediodía de ayer al entrar en una rotonda situada a la salida de Cassà de la Selva (Gironès), que se saldó con un balance de un herido grave y 43 leves, es atribuible a un fallo en los frenos del vehículo, de acuerdo con las primeras pruebas recogidas por los Mossos d´Essssquadra. Lo que podía haberse convertido en una tragedia, como alertó el alcalde de Cassà, Enric Bagué, al poco de personarse en el escenario del accidente, se quedó en un susto de proporciones mayúsculas. "Hemos tenido suerte", corroboró el director general de Transporte y Movilidad de la Generalitat, Ricard Font, que también acudió al lugar.

El autobús, de Teisa, que cubría el trayecto entre Girona y Sant Feliu de Guíxols con 44 ocupantes y la conductora, se deslizó por un desnivel lateral de menos de dos metros y volcó sobre su lado izquierdo. Tras unos primeros momentos de desconcierto, los pasajeros, con ayuda de los ocupantes de otros vehículos que acudieron de inmediato a auxiliarles, pudieron salir del autocar. Los servicios médicos, que no tardaron en llegar, trasladaron a los que presentaban las mayores contusiones y alguna rotura a los hospitales de Santa Caterina de Salt y Josep Trueta de Girona. El resto fue atendido en el centro de Cassà. Uno de los ingresados en el Trueta sufrió un traumatismo craneal y su estado fue calificado de grave.

Testimonios

Los primeros testimonios apuntaban a la conductora, afectada por un ataque de ansiedad tras lo ocurrido. "Exceso de velocidad", se apresuró a dictaminar el padre de una de pasajera. Incluso hubo quien se atrevió a dar algunos detalles: "Iba muy deprisa, se dormía e iba con la vista en el suelo hasta que ha dado un golpe de volante y el autobús ha volcado".

El Servicio Catalán de Transporte informó de que, aunque la investigación no se daba por concluida, la hipótesis de una avería mecánica en los frenos era la más creíble. Especificó que los análisis habían demostrado que la conductora no había consumido alcohol ni drogas, que no había sufrido ningún ataque de somnolencia ni tampoco circulaba a una velocidad incorrecta. El autobús, con cinco años de antigüedad, tenía la documentación en regla y había superado la ITV hace tan solo un mes.