La plaza madrileña del Dos de Mayo fue en la madrugada de ayer el escenario de una batalla campal entre agentes de la policía nacional y local y más de 500 jóvenes que pretendían celebrar un botellón para conmemorar la expulsión de las tropas francesas de Napoleón por el pueblo de Madrid. Los graves disturbios, que se prolongaron durante más de dos horas, dejaron un saldo de 22 heridos leves (la mitad de ellos policías) y 10 personas detenidas. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, justificó la actuación policial y la calificó de "correcta y proporcionada".

El barrio de Malasaña, uno de los lugares emblemáticos de la célebre movida madrileña de los años 80, se convirtió al filo de las tres de la madrugada en un polvorín. La chispa saltó cuando las fuerzas de seguridad trataron de impedir un botellón en el que inicialmente participaban un centenar de jóvenes.

CONTENEDORES Unos 50 coches policiales y más de 100 agentes procedieron a acordonar la zona ante el cariz que estaba tomando el enfrentamiento, agravado por el levantamiento de barricadas en varios puntos del barrio. Los jóvenes arrojaron botellas, piedras y cascotes a los policías y quemaron numerosos contenedores y papeleras.

Como consecuencia de los altercados, 22 personas resultaron heridas, aunque la gran mayoría de carácter leve al sufrir cortes y contusiones por caídas, golpes o cristales. Todas ellas fueron atendidas y dadas de alta en un hospital de campaña que instaló el Samur en la cercana glorieta de Bilbao, y que se retiró cuando finalizaron los incidentes, sobre cinco de la madrugada. Entre los 10 jóvenes detenidos, todos ellos españoles, figuraba un menor de edad.