Las islas Chandeleur, frente a la desembocadura del Misisipí, están deshabitadas. Son el último refugio de muchas especies que habitan en la costa del golfo de México y la primera barrera de protección de la vida salvaje en la zona. Ahora se han convertido en las primeras víctimas de la marea negra que desde hace dos semanas mantiene en jaque a la Guardia Costera de EEUU y que, como ha admitido la petrolera British Petroleum (BP), puede ser 10 veces mayor de lo previsto.

Varias organizaciones ecologistas aseguraron ayer que por primera vez desde que se hundió la plataforma de BP, el 22 de febrero, ya se han avistado las primeras playas de las islas frente a las costas de Luisiana manchadas con restos de petróleo, un extremo que desde la petrolera todavía no han querido confirmar. Lo que sí han reconocido los ejecutivos de la firma británica es que las consecuencias pueden ser mucho mayores. En una reunión a puerta cerrada con un grupo de congresistas, aceptaron que diariamente están siendo vertidos al mar 40.000 barriles de crudo --la primera estimación era de 5.000-- y el peor escenario que manejan es que el derrame sea de 60.000 barriles.

La última medida para frenar el vertido es una estructura de acero con forma de campana de 100 toneladas de peso y cuatro pisos de altura, que ayer estaba siendo trasladada en un carguero hasta el lugar donde se encuentra la plataforma, hundida a 1.500 metros de profundidad.

UNA FUGA SELLADA Ahora solo falta saber si la operación tendrá éxito cuando sea sumergida para intentar sellar el pozo. De esta forma, los ingenieros de BP lograrían impedir que el petróleo siguiera contaminando el mar para bombearlo hacia la superficie. Lo que de momento ya han logrado es sellar una de las tres fugas, según afirmó el portavoz de la compañía, John Curry.

En Florida siguen con los dedos cruzados y dicen que no esperan que la marea negra llegue a sus costas hasta dentro de 72 horas. Pero advierten de que si hay algún impacto, no será en forma de mancha gigante sino residuos pequeños arrastrados por la corriente, según el capitán Tim Close, de la Guardia costera de Saint Petersburg.

Mientras arrecian las críticas contra las perforaciones y los políticos retiran su apoyo a nuevas concesiones, en lugares afectados como Alabama, donde la industria petrolera representa una de las principales fuentes de empleo, los negocios locales han iniciado una campaña de apoyo a las empresas energéticas.

CONTRIBUCIONES Por otra parte, ayer se conoció que el presidente de EEUU, Barack Obama, es la persona que más contribuciones de campaña ha recibido de BP y sus empleados en los últimos 20 años. Mientras fue senador por Illinois y candidato presidencial recibió 60.000 euros, según datos de la web politico.com. La petrolera ha donado 2,7 millones de euros a las campañas de candidatos federales en los últimos 20 años.