La Casa Blanca siguió ayer cargando las tintas contra British Petroleum (BP) por el derrame en la costa del Golfo de México, y la empresa británica afirmó nuevamente que se hará cargo de todos los gastos de la operación de limpieza del crudo. "No hay ninguna duda. Somos los responsables, lo aceptamos, y vamos a pagar la operación de limpieza", aseguró el consejero delegado de BP, Tony Hayward.

Eso sí, la petrolera aprovecha siempre para introducir la palabra "legítimas" cuando habla de las demandas a las que están dispuestos a hacerse cargo, ante el temor de que pueda haber gente interesada que intente aprovecharse económicamente del desastre ecológico que se está viviendo en el litoral de Luisiana, que amenaza también a Misisipí, Alabama y Florida.

Hayward reconoció a la radio pública estadounidense que han empezado a atender algunas de las quejas y que algunas ya han sido pagadas "de forma instantánea". De hecho, han establecido una línea gratuita para atender a los afectados. En todo caso, precisó que la plataforma que explotó el 20 de abril era propiedad de Transocean.

Janet Napolitano y Ken Salazar, los dos caras visibles de la Administración de Obama, tenían previsto reunirse anoche con altos ejecutivos de la petrolera en Washington, a quienes iban a presionar para que explicaran cómo piensan compensar tanto a las personas afectadas por la marea negra como a las autoridades estatales y federales.

BP afirmó ayer que ya ha construido la primera campana de contención, de una altura de cuatro pisos y 70 toneladas, para depositarla en el fondo marino y bloquear el vertido en uno de los tres puntos. Una vez que el crudo esté en el interior será bombeado a la superficie. Las otras dos campanas podrían estar listas este fin de semana.

OTRAS MEDIDAS Otra de las medidas que se quieren poner en marcha para controlar la marea negra es la excavación de pozos alternativos para disminuir la presión sobre el pozo afectado. El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, precisó ayer en su habitual comparecencia ante los periodistas que esos trabajos podrían llevar al menos tres meses.

Mientras continúan las tareas de limpieza en condiciones climatológicas adversas, ayer aparecieron en el litoral de Misisipí al menos 23 tortugas muertas. No estaban recubiertas de petróleo, pero podrían haber comido peces contaminados. El Instituto de Estudios de Mamíferos Marinos admite que es pronto para hablar de víctimas del chapapote. En las próximas horas cuatro veterinarios realizarán la autopsia para saber si murieron por el vertido, según el director del instituto, Moby Solangi.