British Petroleum (BP) quiere renacer de sus cenizas. Tras enfrentarse a un balance de pérdidas multimillonarias, sin precedentes en la historia industrial británica, ha aprobado el relevo del principal directivo de la compañía, cuya cabeza reclama Estados Unidos, y la venta de parte de los activos para costear la fabulosa factura del desastre. Los responsables de British Petroleum (BP), reunidos ayer en la sede central de Londres, han tomado las primeras medidas para tratar de pasar la página en el catastrófico capítulo del accidente del golfo de México.

Los esfuerzos ahora se centrarán en rescatar las finanzas y la reputación de la multinacional. BP va a resurgir de esta crisis como una entidad más pequeña y más juiciosa, que actuará de una manera "diferente", según afirmó Bob Dudley, el norteamericano que a partir de octubre sustituirá como director ejecutivo al británico Tony Hayward, el hombre más detestado en Estados Unidos, que recibirá una pensión anual de 715.000 euros cuando cumpla 55 años, es decir, en el 2012.

La recuperación de BP será, sin embargo, dura y lenta. La compañía anunció ayer unas pérdidas de 15.363 millones de euros en los últimos tres meses a consecuencia de los gastos derivados del vertido, tras la explosión de la plataforma Deepwater Horizon, el pasado 20 de abril, que costó la vida a 11 personas. Es la primera vez en los últimos 18 años que la compañía petrolera se halla en números rojos.

COMPENSACIONES BP ha anunciado, además, que venderá activos por valor de 24.7000 millones de euros para compensar a las víctimas de la marea negra y costear los trabajos de limpieza de la zona afectada. De momento, se han presentado 127.400 demandas solicitando compensaciones. BP ha renunciado a pagar dividendos a los accionistas en el primer trimestre de este año y tampoco lo hará ni en el segundo ni en el tercero.

El consejo de administración reconsiderará los pagos de dividendos por acciones ordinarias en febrero del próximo año, después de que se conozcan los datos financieros del último trimestre del 2010. "No hay preocupación sobre la posición financiera o la capacidad (de la compañía) para afrontar todo esto. Son, por supuesto, unas pérdidas enormes y eso eclipsa a un segundo plano todo lo demás. Pero las bases de la compañía son realmente fuertes. Es una tragedia que tiene grandes consecuencias, pero no hay duda de que vamos a reconstruir la compañía", dijo Carl-Henric Svanberg, presidente de la petrolera.

NEGLIGENCIA CUESTIONADA Asimismo, Svanberg descartó ayer que BP hubiera cometido una negligencia grave. Ese es un matiz importante, ya que una "negligencia grave" implicaría unas multas de acuerdo por la ley norteamericana de Clean Water Act, que podría alcanzar los 20.000 millones de dólares.