El último accidente de una plataforma petrolera en el golfo de México llegó el mismo día en que, a 320 kilómetros de distancia, BP empezaba a dar los pasos técnicos definitivos para sellar el pozo Macondo, después de varios días de retraso por el mal tiempo.

Los técnicos de la compañía iniciaban ayer esta última fase con el comienzo de la retirada de la campana de contención con la que se frenó el vertido el 15 de julio. Finalizada esta tarea, podrán quitar el complejo sistema de tuberías y válvulas de emergencia que debería haber frenado el flujo de crudo y gas el 20 de abril, pero falló.

De hecho, esa es una operación muy delicada, pues ese entramado puede incluir información que dé pistas que ayuden a explicar el accidente. El último paso que quedará entonces será la instalación de una nueva válvula de emergencia, y una vez colocada podrá sellarse definitivamente el pozo, desviando el crudo y el gas al pozo alternativo que ha tardado meses en habilitarse y que se encuentra situado a unos 15 metros del fondo de Macondo, a unos 4.000 metros de profundidad. Aunque la operación parece estar bajo control, las autoridades federales no ofrecen garantías de que al retirar la campana y la válvula no vaya a producirse otro vertido, por lo que han puesto en alerta a varios barcos de recogida de crudo.

CONTROL DE CALIDAD Mientras, el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, mantendrá hoy una reunión con BP para pedir que la empresa pague un programa que, en los próximos cinco años, examine la calidad del pescado y el marisco de la zona. De este modo, podrá garantizar la seguridad de los alimentos a los consumidores.