El empresario británico Richard Branson (en la foto, con una nativa, en Tobago) no quiere renunciar a ser un magnate atípico y acaba de poner en marcha un singular incentivo para los empleados de su imperio Virgin y sus familias. Branson, de 53 años y uno de los hombres más ricos de Gran Bretaña, ha comprado la isla de Makepaace, en el sur de Australia, de la que podrán disfrutar los trabajadores de sus empresas que destaquen especialmente por su labor. "Lo que hace especial a Virgin es nuestra gente", ha dicho Branson, que asegura que "la isla será un maravilloso retiro para ellos y también un buen sitio para que pasen tiempo juntos y se conozcan mejor fuera del entorno laboral". Branson invertirá tres millones de euros (500 millones de pesetas) en la construcción de casas, pistas de tenis e instalaciones para practicar deportes acuáticos.