Brasil tendrá la primera fábrica estatal de condones del mundo, con la que busca repartir gratuitamente unas 600 millones de camisinhas al año. El país tiene los indicadores más contradictorios de la región: cuenta con el mayor número de infectados con el VIH y 11.000 muertes por año, a la vez que cuenta con la sanidad más avanzada.

Según la prensa brasileña, no hay antecedentes de que la elaboración de condones sea considerada estratégica por un Gobierno. El Ejecutivo ha decicidido invertir de entrada casi seis millones de euros en el sector, que está en manos privadas. El director del Programa Nacional de Sida del ministerio de Salud, Pedro Chequer, dijo que la decisión fue tomada por dos razones. Por un lado, para seguir perfeccionando un programa de prevención que ha sido elogiado por la ONU e imitado por otras naciones y, por otro, ahorrar dinero. La importación de 300 millones de condones alemanes y chinos a tres centavos de dólar (dos céntimos de euro) por unidad representa un gasto enorme para el Estado, acosado por la deuda externa.

La fábrica, informó Chequer, comenzará a trabajar a principios del 2005.