La estricta política migratoria del Gobierno español, que diariamente impide cruzar la frontera de los aeropuertos a decenas de foráneos, empieza a tener consecuencias negativas para los ciudadanos que viajan al extranjero. Por el momento, la deportación de 4.000 brasileños a los que desde enero del 2007 se ha impedido la entrada en España ha llevado al Gobierno de Brasil a responder aplicando la ley del talión y vetando a su vez el paso a turistas españoles. Según la prensa brasileña, son ya 21 los españoles llegados en avión a quienes se ha impedido la entrada en el país suramericano en los puestos fronterizos de los aeropuertos de Río de Janeiro, Salvador de Bahía, Fortaleza y Parnamirim.

Los agentes brasileños de fronteras han recibido luz verde desde la presidencia para reclamar a los españoles los mismos requisitos de entrada que España aplica a los brasileños; es decir, se les exige que tengan una reserva de hotel confirmada, que lleven el billete de vuelta y que dispongan de una cantidad importante de dinero en efectivo.

MULTA A LA COMPAÑIA El sábado, ocho españoles que habían llegado al aeropuerto internacional del estado de Salvador tuvieron que volver a sus casas. El domingo, el español Raúl Domínguez, procedente de Madrid, vio cómo las autoridades brasileñas le impedían la entrada y le mandaban de regreso por no tener billete de vuelta. La compañía en la que viajaba, Air Comet, fue multada con 2.100 euros por transportar a un pasajero sin la documentación en regla. El lunes, otros ocho españoles (siete empresarios y un turista) tampoco pasaron la frontera del aeropuerto de Río de Janeiro.

Ayer, el diario O Globo difundió en su web un vídeo en el que se podía ver cómo un agente fronterizo del aeropuerto de Fortaleza vetaba la entrada a un turista español por no disponer de una reserva de hotel. "Yo no le voy a autorizar la entrada en mi país sin tener una dirección fija, ¿ok?", dice el oficial de fronteras, que insiste: "El señor va a volver a su país". Cuestionado por el viajero sobre por qué no se le deja entrar, el agente reconoce que es una reacción a la política española de fronteras: "La manera de actuar de la policía federal de Brasil es recíproca a la de la policía española. El señor será devuelto a España por los mismos motivos por el que los brasileños son devueltos a Brasil".

"No hay crisis con España, solo queremos un trato digno", afirmó el ministro de Justicia de Brasil, Tarso Gerno, para justificar esa política de reciprocidad fronteriza con España. "Esto no es una represalia. Aquí no tenemos salas donde los extranjeros quedan confinados. Ellos llegan y, si no cumplen las exigencias, regresan en el mismo vuelo", explicó Paulo Falcao, el jefe de la policía del aeropuerto carioca.

Marco Aurelio García, el principal asesor del presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, justificó las medidas fronterizas. "Esto se va a solucionar, pero Brasil tenía que reaccionar como lo hizo". En un intento de frenar la tensión, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, telefoneó a su homólogo brasileño, con quien acordó convocar una reunión a nivel de subsecretarios tras Semana Santa para "crear cauces de diálogo que eviten errores injustos", informa Pilar Santos.