No cuenta las veces que ha donado sangre en su vida, ni le obsesiona donar, pero tiene claro que, si alguien necesita su sangre, la tendrá. Es la filosofía de Anselmo Toribio, piornalego afincado en Plasencia que, con las 86 donaciones realizadas a lo largo de la historia de la Hermandad de Donantes de Sangre Virgen del Puerto de Plasencia se ha convertido en el placentino que más ha donado sangre. Solo le supera un vecino de Ahigal, con 103 donaciones.

Los datos los ha facilitado la hermandad en la memoria del 2008, que presentó ayer a los donantes de Plasencia y la zona norte de la región en su XXIX Asamblea General Ordinaria y Extraordinaria. La hermandad siempre tiene palabras de agradecimiento para quienes dan su sangre altruistamente porque son un ejemplo de solidaridad y este es el caso de Toribio.

Precisamente, él explica que la primera vez que donó su sangre lo hizo porque "me parecía solidario, es algo que va conmigo". Tenía poco más de veinte años y estaba en Plasencia haciendo la mili. "Llamaron al cuartel porque necesitaban sangre y me apunté", recuerda.

Como anécdota de aquellos tiempos, cuenta que "cuando terminábamos de donar, nos daban una copa de coñac y frutos secos y hoy el alcohol está totalmente prohibido".

Después, se marchó a Barcelona y tuvo un parón en la donación hasta que volvió a Plasencia, donde comenzó a trabajar en el ayuntamiento y se apuntó a la hermandad de donantes. De eso hace unos 18 años y hoy, con casi sesenta, anima a los jóvenes a donar y "que se apunten a la hermandad para que tiren del carro porque los que estamos aquí somos ya mayores".

Aunque destaca que hay bastantes jóvenes fieles a la donación, reconoce que "hoy día la gente está más distraída y no piensa en estas cosas. Además, a muchos se les rechaza por llevar tatuajes o piercings y hoy hay pocos jóvenes que no los lleven", cuenta.

No es el caso de sus dos hijas, que han seguido su ejemplo y son donantes de sangre. "Lo hacen por iniciativa propia porque lo ven en la familia. Somos solidarios en todo y esto es un acto de solidaridad que se tiene que llevar dentro".

Insiste en que no está obsesionado con donar ni con batir ningún récord de donaciones, pero dice que "a mí no me cuesta nada donar y pienso seguir haciéndolo hasta que mi edad me lo permita".

Su implicación con la donación la compartirá además con la Asociación Cultural de Tamborileros de Plasencia y el norte, que fundó en el año 2005 y que cuenta en la actualidad con 62 componentes. Todo compaginado con su trabajo como operador técnico de informática en la universidad popular, donde ya lleva seis años de sus 40 años de vida laboral, que comenzó a los nueve recogiendo algodón.