Milagro de la cirugía en Valencia. Una sorprendente operación ha permitido que un transportista valenciano salve su brazo izquierdo, amputado como consecuencia de un accidente de tráfico. Los médicos conectaron durante nueve días la extremidad superior del paciente a las venas de su pierna izquierda para poder curar una infección en el muñón, y volvieron a colocar el brazo en su sitio. Estos cirujanos no son discípulos de Frankenstein, sino médicos del Centro de Rehabilitación de Levante, y el paciente operado se recupera y podrá volver a usar el brazo con cierta normalidad.

La odisea de Israel Sarrió, de 25 años, comenzó el 31 de enero, cuando su vehículo se salió de la carretera y cayó en una acequia. "El coche quedó al revés y en el impacto se rompió la ventanilla y me corté el brazo con el cristal", explicó Israel. Un compañero lo sacó del turismo y trasladó al hospital Doctor Peset. Al día siguiente lo llevaron al Centro de Rehabilitación, donde fue sometido a una complicada operación para reconstruir huesos, venas, nervios y músculos en el lugar del corte.

EL DILEMA DE LOS MEDICOS Según el doctor Pedro Cavadas, de la Unidad de Reconstrucción de Manos, "dos días después era evidente la infección de la herida, lo que ponía en peligro la viabilidad del brazo". Los médicos se encontraron ante un dilema: dejar morir el miembro o buscar un lugar donde colocarlo mientras limpiaban el muñón.

Experiencias anteriores --practicadas en otros países-- de dedos amputados y conectados al riego sanguíneo en otras partes del cuerpo inspiraron al equipo de Cavadas, quien destaca que el proceso "se ha hecho por primera vez en un miembro seccionado por encima del codo".

Hubo que deshacer todo el implante, y se decidió "vascularizar" el brazo mediante la conexión de la vena cefálica y la arteria braquial a la vena y la arteria femorales situadas en la ingle. Así se mantuvo durante nueve días, con "la pierna actuando como una niñera del brazo", en palabras del cirujano, mientras se limpiaba la herida de la extremidad superior y se descartaba cualquier nueva infección.

Cuando todo estuvo claro, los médicos volvieron a intentarlo e hicieron otra reconstrucción. Esta vez no aparecieron complicaciones. Israel Sarrió había salvado su brazo. Ayer se sentía "cansado, pero muy contento". Es consciente de que ésta no ha sido la última intervención y que la rehabilitación será dura, pero sabe que "lo peor ya ha pasado".

LA MANO, COMO DORMIDA "No me noto el brazo por fuera, pero por dentro sí que siento un cosquilleo, como si tuviera la mano dormida. Noto los nervios y las cosas que se mueven ahí", dijo tras lograr el alta. Ahora puede mover algo el codo y, si no hay complicaciones, en un año podrá usar la mano para acciones básicas como comer o asearse.