En la actualidad, para que tu cuerpo no se eche a perder una vez muerto tienes dos opciones: alcanzar la santidad y quedar incorrupto o ser famoso y adinerado y que tus familiares se disputen el derecho a darte sepultura. Lo más fácil, visto lo visto, es ser famoso. Algo así les pasa al padrino del soul, James Brown , y a la ex playmate Anna Nicole Smith , cuyos cuerpos embalsamados esperan ser enterrados por culpa de las batallas legales de sus familias. Lo de Brown parece que ya se ha solucionado, después de dos meses, y lo de Smith podría quedar listo para este fin de semana. Lo que no tengo claro es si los embalsamados van al cielo o al infierno o se quedan en una especie de limbo momificado. Es curioso, para imaginar el cielo nunca he tenido problemas. Puedo ponerle sin esfuerzo imágenes, olores, sabores, colores, texturas (supongo que todo responde a una buena campaña de márketing). Los problemas me surgían siempre al intentar plasmar el infierno con los sentidos. Pero he encontrado algo que me ha procurado las primeras pistas: el infierno es un lago muy caliente. En Applied Optics , un escrito anónimo de 1972, se afirma que la temperatura del infierno no supera los 444,6 grados centígrados. En el Apocalipsis 21,8 aparece escrito que "..para los idólatras y los mentirosos, su herencia será el lago que arde con fuego y azufre ", y para que este lago sea científicamente posible la temperatura del azufre debe ser igual o menor que el punto de ebullición de éste, es decir, 444,6 grados centígrados, ya que por encima de esta temperatura el azufre sería un gas, no un líquido. Total, que el infierno debe estar lleno de soul y playmates, es decir, cosas húmedas y calientes que pueden hacer que se embalsame cualquier cielo.