Uñas postizas de mil colores fabricadas con componentes tóxicos como el dibutilftalato o DBP, bisutería que esconde metales pesados como el níquel o el plomo en su interior, chaquetas y pantalones para niños con cordones tan largos que pueden engancharse y llevar al estrangulamiento o ventiladores con un aislamiento eléctrico inadecuado que pueden provocar electrochoques. La lista de productos peligrosos identificados y notificados en los estados miembros de la Unión Europea (UE) sigue sumando más de tres ceros pero, sobre todo, crece la preocupación entre las autoridades europeas por los productos fabricados con sustancias químicas peligrosas para la salud.

En el 2015, según el último balance publicado este lunes por laComisión Europea, el sistema europeo de alerta rápida registró un total de 2.072 alertas. Juguetes (27%), y prendas de vestir, tejidos y artículos de moda (17%) concentraron el grueso de las notificaciones, por delante de vehículos de motor (10%), equipo electrónico (9%) y joyas de bisutería (6%). Por primera vez, el riesgo más frecuente denunciado fue el químico (25%), por delante de heridas (22%). Un peligro derivado del uso de metales pesados en la fabricación de piezas de bisutería como el plomo, que puede causar reacciones alérgicas en la piel, o de ftalatos en juguetes para niños que puede provocar problemas de infertilidad en la edad adulta.

El sistema de alerta rápida fue creado en el año 2003 para garantizar que la información sobre productos no alimentarios peligrosos retirados del mercado pudiera circular lo más rápidamente posible entre los 31 países que forman parte de la red. 13 años después el balance sigue dejando un sabor agridulce. Cada vez son más las notificaciones -en los últimos cuatro años por encima de las 2.000- pero sigue habiendo un punto negro que las autoridades no consiguen controlar. El 62% de los productos peligrosos notificados siguen llegando de China, que se mantiene como el principal origen de las importaciones.

Cada notificación relativa a un producto chino se envía a las autoridades de Pekín para intentar seguirle la pista al producto. Hasta ahora el gobierno chino ha atendido 11.540 notificaciones pero solo ha podido adoptar medidas correctores en 3.748 casos. De ahí que la comisaria europea de justicia, consumidores e igualdad de género, Vera Jourová, haya decidido viajar el próximo junio al país asiático para hacerse una idea de la situación. “Necesitamos trabajar más en la trazabilidad. En un tercio de los casos el problema es que no se puede saber quién lo fabricó y por tanto no se puede sancionar”, advierte.

Además de a China, Europa se enfrenta a otro gran desafío como son las compras por internet que han aumentado un 27% entre el 2006 y el 2015. El 65% de los europeos compran ya en línea, lo que significa que muchos productos llegan por correo directamente desde terceros países sin pasar ningún control de seguridad. El informe también revela que España fue el país del que salieron más notificaciones (239, el 12%), por delante de Hungría (238, el 11%), Alemania (208, el 10%), Reino Unido (162, el 8%) y Bulgaria (151, el 7%). Bruselas admite que puede deberse a multitud de razones y no solo al hecho de que haya una mayor seguridad en el mercado. Para empezar, al tamaño del mercado, a la experiencia de los inspectores o al volumen de las importaciones.

El nuevo análisis también confirma que el 15% de los productos peligrosos identificados tenían origen europeo. En total 313 notificaciones: 73 de productos procedentes de Alemania, 46 de Reino Unido, 35 de Italia y 34 de Polonia.