La Comisión Europea propuso ayer elaborar una nueva legislación que favorezca la digitalización de los libros para que Europa no se quede detrás de Estados Unidos, pero que respete escrupulosamente los derechos de los autores. En un debate internacional sobre el controvertido proyecto de Google Books organizado por el Ejecutivo comunitario, los comisarios de Telecomunicaciones y de Mercado Interior, Viviane Reding y Charlie McCreevy, instaron al mundo editorial europeo y a los gobiernos de los Veintisiete a adaptar el actual y "muy fragmentado" marco regulador europeo de los derechos de autor a las necesidades de la era digital.

Reding y McCreevy insistieron en que hay que abandonar "los viejos estereotipos" para favorecer la digitalización de los libros, en especial de los agotados y de los huérfanos (sin titular de derechos localizado).

Los comisarios defendieron una solución "auténticamente europea" para digitalizar millones de libros "olvidados en las estanterías" de las bibliotecas, "pilotada desde el sector público" y anunciaron que presentaran unas propuestas de reforma en los próximos meses.

La compañía norteamericana Google intentó vencer las reticencias del mundo editorial europeo con el compromiso de no digitalizar ninguna obra europea sin la autorización expresa de sus propietarios.

Google también se comprometió a no digitalizar obras disponibles en los comercios europeos y a considerar esos libros como disponibles a efectos del mercado norteamericano y, por tanto excluidos, del pacto al que llegó la compañía con los autores y editoriales norteamericanas sobre la digitalización de libros descatalogados.

PROPUESTA INSUFICIENTE La propuesta fue considerada como un paso en la buena dirección por el mundo editorial europeo, pero insuficiente. Diversas asociaciones de editores europeas consideran que el proyecto concederá a Google un peligroso monopolio de facto para el acceso digital a millones de libros.