La llegada del buen tiempo ha vuelto a evidenciar que queda trabajo por hacer para erradicar la llegada de cayucos a Canarias. Aunque en el primer cuatrimestre de este año han llegado al archipiélago un 60% menos de sin papeles que en el mismo periodo del 2006, las cifras siguen siendo muy elevadas (2.000 personas), y todo apunta a que con la llegada del calor se dispararán los intentos, a tenor de lo visto los últimos días. El miércoles por la noche llegó al sur de Tenerife un cayuco con 69 inmigrantes subsaharianos, dos de los cuales pagaron con la vida su objetivo de culminar una arriesgada odisea que duró 10 días.

Uno de los que murió antes de llegar a la playa de Archile, en San Miguel de Abona, sobre las 22.30 horas, aunque se desconoce cuánto tiempo llevaba fenecido. El otro fallecido, en cambio, no expiró hasta minutos después de pisar tierra. "Al ver que esta persona estaba en muy mal estado de salud, intentamos salvarle la vida. Procedimos a estabilizarle las constantes vitales y a practicarle maniobras de reanimación, pero al final también murió", explicó a Efe el coordinador del Equipo de Respuesta Inmediata de Emergencias de Cruz Roja, Nicolás Castillo.

Además de a los dos fallecidos, tanto la Guardia Civil como Cruz Roja encontraron en la playa de Achile a decenas de personas llegadas en la misma embarcación, todas ellas en "buen estado de salud", según comentó el responsable de la oenegé. Eso sí, todos sufrían síntomas de hipotermia y deshidratación, algo muy habitual después de haber pasado 10 días en alta mar a bordo de un cayuco que medía 17 metros de eslora, 2,5 metros de ancho y 1,5 de alto, informó la Delegación del Gobierno en Canarias, que añadió que en el interior de la embarcación se encontraron 11 bidones de combustible para el motor vacíos.

REPATRIADOS A preguntas de la prensa sobre este nuevo episodio, la secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, aseguró que todos los sin papeles tienen un destino común: la repatriación. "Es una medida clara y contundente contra las mafias, pero también para los inmigrantes, para que dejen de malgastar dinero y de vender todo lo que tienen para un viaje incierto".

Por otra parte, la Guardia Civil peinaba anoche la zona de cabo Salines y cala Figuera buscando a los ocupantes de una pequeña barca que alcanzó Mallorca a primera hora de la mañana. Según diversos testimonios recabados por el Instituto Armado, sobre las diez de la mañana se pudo ver a tres o cuatro personas deambulando por el litoral, frente al lugar donde encalló la barcaza, a unos 400 metros de la costa, informa Marisa Goñi.