Desde hace años se oye hablar de las advertencias de las autoridades competentes sobre distintos animales en peligro de extinción, casi siempre de ejemplares que poco tienen que ver con Extremadura. Sin embargo, hay uno, muy cercano, que corre la misma suerte y que, de hecho, cada vez se ven menos por los pueblos extremeños. Se trata del burro. La Asociación Extremeña de Criadores de Burros de la raza Cordobesa-Andaluza ha elaborado un programa integral para la conservación de esta variedad asnal, que está oficialmente catalogada en peligro de extinción.

Se trata poco menos que de un Gran Hermano que hará un seguimiento exhaustivo de estos animales. El programa incluye, entre otras cuestiones, la localización y caracterización genética de los ejemplares existentes en Extremadura, su control sanitario, la gestión de la reproducción y la preservación del material biológico obtenido.

Además, para que la labor sea aún más próspera, esta asociación extremeña se ha federado con su homóloga en Andalucía.

La Asociación Extremeña de Criadores de la Gran Raza Asnal Andaluza se constituyó el 24 de junio del año 2005 y tiene unos 500 socios repartidos por la región. Su objetivo es fomentar la reproducción y la selección de ejemplares que aún no han desaparecido, para evitar que se pierda esta raza autóctona de Extremadura y Andalucía.

Más ayudas

Otra cuestión a destacar es que este colectivo pretende que la Junta "se involucre de forma decidida en la recuperación y conservación de esta raza, mediante la concesión de subvenciones a los criadores y la aportación de otras ayudas que faciliten el transporte de los animales y la gestión de las cubriciones".

El objetivo es que la utilización como sementales de los mejores garañones no le suponga un coste económico importante a los propietarios que, en muchos casos, son personas mayores que conservan sus burras aunque no obtienen rentabilidad económica de ellas.

Se estima que en Extremadura quedan todavía unos 1.500 asnos de la raza andaluza. La asociación está realizando un trabajo de campo, centrado en la localización de los animales, y ya ha tipificado genéticamente a 102 de ellos, con el fin de analizar su grado de pureza racial y la existencia o no de factores como la consanguinidad. En el trabajo que realiza este colectivo participan tanto propietarios de los asnos como profesionales adscritos al mencionado centro de selección y reproducción animal y a la Universidad de Extremadura.

Todo ello para no perder una estampa típica a la Extremadura rural y para no perder a esos 1.500 ejemplares de esta raza de burros. No hay que son un atractivo más del turismo rural, en auge en la comunidad autónoma extremeña.