Finales de 2002. Jesús Sánchez, estudiante de piano, convence a dos colegas de su barrio natal de Moctezuma para montar un grupo de música con el único objetivo de "pasarlo bien". Alvaro Merideño y Francisco José Pérez siguen a su amigo y a ellos se une un compañero de clase de Alvaro, Angel Granado. Así nace La Bruja Roja, uno de los últimos grupos de música surgidos de la prolífica cantera cacereña. Ayer actuaron en el recinto hípico de Cáceres con su primer disco, Desde el primer acorde , bajo el brazo.

Estos cuatro veinteañeros confiesan que "todo ha pasado muy rápido. En abril de 2003 grababamos nuestra primera maqueta y en febrero de este año presentábamos nuestro primer disco". Sin embargo, tampoco ha sido un camino de rosas. Su primer trabajo discográfico, grabado en los estudios In and Out, lo han subvencionado ellos mismos. "El sonido es un poco sucio porque no está masterizado, aún así estamos orgullosos del resultado final", confiesa Jesús. Prefieren obviar nombres cuando le preguntan si les han puesto muchos obstáculos para llegar hasta aquí y solo tienen palabras de agradecimiento para todas aquellas personas que les han apoyado en sus conciertos y han comprado primero su maqueta y ahora su disco, "sin ellos nada de esto sería posible", afirma Jesús. Llevan casi cuatro años girando con sus letras cercanas y su música cañera por los pueblos de la provincia, tiempo en el que han vivido muchas anécdotas. Una que el grupo recuerda con especial cariño sucedió en Cañaveral "al empezar el concierto no había más de seis personas. En pocos minutos la plaza estaba llena y la gente se sabía nuestras canciones. Fue muy emocionante", dicen Alvaro y Jesús.

Beben de influencias diversas aunque Jesús, vocalista y compositor de todos los temas, se confiesa un rendido admirador de La Fuga. "Nos gustaría llevar una evolución similar a la del conjunto santanderino. Llegar poco a poco al público sin variar nuestra forma de hacer música. No buscamos vender mucho ni hacernos con una legión de gruppies", sentencian convencidos. Se declaran poco soñadores, "Nos conformamos con seguir tocando juntos y lo que tenga que ser, será".

De momento la música no les da para vivir y reparten su tiempo entre ensayos, conciertos y sus respectivos trabajos, "tenemos de todo: un pizzero, un barrendero, un conductor y un parado", exclaman entre risas. Su próximo objetivo es entrar en el cartel del Extremúsika 2006 y dar a conocer su música fuera de la región. El rock es la música del pueblo y estamos convencidos de que con trabajo y esfuerzo nos abriremos un hueco en el panorama musical", afirman con rotundidad. Anuncian en primicia la intención de meterse de lleno en la grabación de su segundo disco. Quizá sea el trabajo que los catapulte al estrellato.