La heroína resiste. Aunque está muy lejos de causar los estragos sociales de los 80, el consumo de esta droga no da síntomas de desaparecer y se mantiene estable en España. Eso sí, se ha transformado. Si hace tres décadas sobre todo se inyectaba, actualmente normalmente se consume fumada, a veces mezclada con cocaína.

A ese fin se destina la heroína marrón, llamada Brown Sugar , y que se cultiva en Afganistán. De esta variedad era el alijo de 64 kilos que ha sido interceptado en Barcelona en el curso de una investigación conjunta de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía. Los agentes desmantelaron una organización de paquistanís que había instalado su base en Barcelona, desde donde distribuían por toda la UE droga cultivada en Afganistán y enviada desde Pakistán.

"Es la primera vez que se detecta un envío de heroína a España por vía marítima mediante un contenedor", explicó el capitán Angel Pardo, responsable de la investigación por parte de la Guardia Civil, que precisó como la variedad brown sugar de origen afgano, es muy distinta a la heroína blanca, que es la que se inyecta. La operación fue presentada ayer en la comandancia de la Guardia Civil de Sant Andreu de la Barca. Al acto, acudió la delegada del Gobierno en Cataluña, María de los Llanos de Luna, algo poco habitual.

Oculta entre la sal

Para traer la droga, la trama, integrada por cinco paquistanís y tres españoles, había creado una empresa fantasma que, con la excusa de importar alimentos de Asia, trajo un contenedor con 22.000 kilos de sal en cuyo doble fondo había 57 kilos de heroína. Para localizar la droga, los agentes tuvieron que sacar todos esos kilos de sal, envasados en sacos de arpillera, y después, con ayuda de los bomberos, que trajeron una grúa, girar el contenedor pues solo desde abajo se podía acceder al doble fondo.

La organización realizaba envíos más pequeños con paquetes postales. De ellos, dos fueron interceptados, uno de 3,7 kilos y otro de 3,3. "En uno de los paquetes que iterceptamos la droga venía en las tapas de unos libros", explica Rodrigo Mendoza, el inspector del Cuerpo Nacional de Policía encargado del caso.

Los responsables del operativo destacaron la capacidad logística de la red. "De esos 64 kilos se pueden sacar 1,5 millones de dosis. En España hay unos 40.000 heroinómanos, lo que apunta a que querían distribuir también a otros países de la UE". En conclusión, el mercado para esta droga sigue existiendo. Las fuerzas de seguridad del Estado y la Agencia de Vigilancia Aduanera se incautaron en el 2012 de 413 kilos de heroína, cuyo precio en el mercado oscila entre los 40 y los 50 euros el gramo.

Según los expertos del Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), frente al consumo por inyeccion habitual hace dos décadas, la vía oral (fumada) y la intrapulmonar (inhalada) son cada vez más frecuentes. Las últimas encuestas con datos del 2009 y 2010, indican que el consumo de esta droga se sitúa en el 0,1% de la población española (el 0,8% de los españoles entre 25 y 64 años). En las cárceles, la tasa es superior, y afecta al 2,4% de los reclusos.

El declive de la heroína, que se comenzó a gestar en los 90, se certificó en el 2005, cuando dejó de ser la primera sustancia que motivaba las admisiones a tratamiento cediendo el liderzago a la cocaína.

Julio Bobes, presidente de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol y las otras Adicciones y miembro de la comimión clínica del PNSD para el estudio de la heroina, aseguró ayer que el consumo de esta droga en España "sigue estabilizado" en los últimos años "con una tendencia a disminuir". Además, ha cambiado el perfil: del conocido como yonki de los años 80, esta droga es consumida ahora, según Bobes, "por emigrantes, muchos de origen centroeuropeo que viven en ambientes marginales. Muchos de ellos han llegado con la adicción".

"La situacion no está resuelta, solo la mantenemos congelada. Hay un problema de cronificación", explica este experto. Los médicos alertan además de que la heroína genera adicción en una de cada cuatro personas que la prueban. Además, avisan que su consumo "no deja un órgano del cuerpo sin afectar".