Las calles de Cáceres están vacías. En la plaza Mayor no hay turistas como cada año por estas fechas. No hay niños ni mayores en el paseo de Cánovas. Ni nadie le toca los pies a San Pedro en la plaza de Santa María. No hay compras por Pintores y el recién reformado Ruta de la Plata está cerrado. No hay cañas en Moret ni en San Pedro de Alcántara ni en las calles de los obispos. La fiesta también cesó hace dos semanas tanto en La Madrila como en Pizarro.

Sin embargo, por mucha tristeza que cause ver la ciudad fantasma, parece que la ciudadanía ha empezado a entender que hay que quedarse en casa. Y, aunque mañana no habrá mercado Franco, Cáceres ahora tiene que ser una localidad sin ciudadanos ni turistas para pronto volver a llenarse de vida.