Lo del "cachete a tiempo" no sirve de nada. Es más, es contraproducente. Así lo asegura un estudio de la Asociación Norteamericana de Pediatría publicado en el 'Journal of Family Psychology' sobre el cachete o la bofetada con la mano abierta a un menor en el culo, brazos o piernas.

La investigación se ha llevado a cabo con datos recogidos durante 50 años en 75 investigaciones y sobre una muestra de 160.000 niños.

CONSECUENCIAS NEGATIVAS

La conclusión es tajante: los cachetes están asociados a conductas desafiantes con los padres a posteriori, a comportamientos antisociales y a problemas psicológicos. Los cachetes pueden acarrear baja autoestima y un deterioro en habilidades cognitivas del menor.

Los autores del estudio aconsejan, por el contrario, no ceder frente a las pataletas, ponerse en el lugar del niño, o crear rutinas en sus hábitos.

Según Elizabeth Gershoff, profesora de la Universidad de Texas en Austin, el cachete -que no el abuso físico- "estaba más asociado con un resultado negativo y no se relacionaba con un cumplimiento inmediato o en el largo plazo, que es el objetivo de los padres cuando tratan de disciplinar a sus hijos”.

CASTIGO RECURRENTE

La sociedad rechaza el abuso infantil, pero algunas formas de castigo corporal son muy aceptadas. Un estudio de la Unicef del 2014, por ejemplo, encontró que cerca del 80% de los padres en el mundo dan algún castigo físico. Y en Estados Unidos cerca del 76% de los hombres y 65% de las mujeres creen que los niños necesitan a veces una reprimenda de estas.

El estudio, sin embargo, no pudo probar causalidad, pues podría ser que los niños con tendencia a tener problemas de conducta sean más dados a recibir este castigo.