El descampado fue rastreado en infinitas ocasiones por los vecinos y la Guardia Civil. Pero nadie se acercó en profundidad a un pozo de aguas fecales. Las autoridades consideraron "poco probable" que un chaval pudiera saltar la valla que rodea el pozo negro. Hace meses, los agentes rastrearon la depuradora y metieron unos ganchos en el agua, pero no se toparon con nada raro y pensaron que allí no había ningún cuerpo.

Sin embargo, la Guardia Civil vació ayer ese pozo y encontró el cadáver de Donovan Párraga, el chaval que desapareció hace 11 meses en Trijueque (Guadalajara) cuando tenía 12 años y sobre el que la policía no tenía ninguna pista. El lugar donde lo hallaron está a unos 500 metros de la casa donde el menor vivía con su madre, en la urbanización La Beltraneja.

CON GANCHOS

La Guardia Civil pidió hace un par de semanas autorización judicial para sacar el agua del pozo, que está ubicado en una finca privada. La orden "correspondió al plan general de búsqueda de Donovan" y no a ninguna pista en concreto, según explicaron ayer fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Guadalajara. Esas mismas fuentes explicaron que el pozo no había sido revisado nunca porque "nadie pensó que el chaval pudiera acceder a él, dadas las dimensiones de la valla que lo protege".

Su versión, sin embargo, no concuerda con la que ofreció el ministro del Interior. Angel Acebes explicó que la poza fue revisada hace meses con ganchos y que los agentes no encontraron nada extraño.

A pesar de que la Guardia Civil ha tardado casi un año en encontrar al niño desaparecido, el máximo responsable del Interior alabó las labores de investigación y explicó que el retraso a la hora de vaciar por completo el pozo se debió a que el acceso "era difícil" y fueron necesarias "labores de limpieza del sistema de depuración y trabajos específicos".

Una vez drenada la poza, a mediodía, los agentes descubrieron restos de un cadáver "en avanzado estado de descomposición", aunque el cuerpo no tenía signos de haber sido mutilado por alguna persona.