Tras varios meses de investigación, analizando, entre otros, anuncios publicados en la prensa, el Cuerpo Nacional de Policía llevó a cabo durante el día de ayer en Barcelona una operación contra la prostitución ilegal de mujeres chinas. Al cierre de esta edición, el dispositivo policial continuaba abierto. Los agentes habían entrado en 12 pisos, detenido a 31 mujeres por estancia ilegal en España, y a otras 10 acusadas de ser proxenetas de las primeras.

El dispositivo policial contó con la colaboración de la Guardia Urbana y de los Mossos d´Esquadra. La investigación, realizada por la Unidad Contra Redes, Inmigración Ilegal y Falsedad documental (Ucrif), era previsible tras la proliferación de burdeles chinos, especialmente en el Eixample, distrito en el que el verano pasado abrieron más de diez. Este tipo de locales están muy dirigidos al público asiático, aunque su aparición en las páginas de contactos de la prensa ha abierto sus puertas a todo tipo de clientes.

Los vecinos de la finca número 429 de la calle de Aragó no albergaban dudas sobre el negocio abierto hace poco más de medio año en el local vecino a la portería. "El movimiento de chicas chinas era muy sospechoso", aseguró ayer un inquilino.

A mediodía, media docena de policías de paisano irrumpieron en el local y se llevaron a cuatro chicas. En el interfono de la finca alguien había pintado con un rotulador rojo el timbre de los bajos tercera. Era el botón que los clientes apretaban para que se les abrieran las puertas del local de al lado.

TRAJIN SOSPECHOSO Algún vecino coloreó el timbre para que no hubiera dudas y otros hablaron con los dueños del local, abierto las 24 horas y sin carteles, para advertirles de que no permitirían el trajín de extraños en la escalera. Y de hecho no lo ha habido. Pero, a tenor de los comentarios, la actividad del local ha sido frenética.

"Piense que de 30 no bajaban las toallas que lavaban y colgaban cada día en el patio. Y le digo yo que donde hay tanta toalla, hay una casa de citas", opinó una mujer. La persiana metálica, a medio cerrar a última hora de la tarde, permitía ver a través de las rendijas de la parte superior, a cierta distancia, las camas que habían sido colocadas en una especie de altillo.

Esta no es la primera operación que se hace contra la prostitución ilegal china en Barcelona. En octubre del 2005, la Guardia Urbana desmanteló un burdel regentado por una china que retenía a mujeres en condiciones de semiesclavitud.