Tiene nombre de mujer, de reina mora. Se llamaba Gazzala y su leyenda se remonta al siglo XI cuando los moros dominaban las tierras extremeñas. Dicen los textos antiguos que habitaba un castillo, hisn Umm Gazzala , el Castillo de madre Gazzala, nombre del que derivó el de la villa donde se ubicaba y que hoy conocemos como Magacela, en Badajoz. Diez siglos después dos jóvenes dombenitenses, Javier Mena y David Aparicio han recuperado el nombre y parte de su historia, con el que han abierto su café bar en Don Benito, ubicado en otro local con historia, la antigua Churrería Tena.

Todo comenzó cuando Javier adquirió una casa solariega con 180 años de historia en Magacela. "Me enamoró el lugar y decidí respetar la estructura de la casa y recuperar las bóvedas que estaban muy deterioradas porque el techo estaba hundido". Está ubicada en el barrio judío, pared con pared de la casa del Intendente, datada en el siglo XVI, y cercana a la ermita de San Antonio, la antigua cárcel de la Orden de Alcántara.

Una casa antigua que tuvo que rehabilitar, conservando una inmensa chimenea, elemento estrella de la construcción. Y con ella, un proyecto que aún no han podido iniciar, convertirla en casa rural, aprovechando el enclave, su cercanía al castillo y sus vistas. "Hay mucha gente que visita el pueblo pero luego se va a otros sitios para comer", recuerda David.

Mientras deja de ser papel para convertirse en realidad, les llegó la oportunidad de aprovechar las dotes culinarias de David, cocinero alumno de Manuel Vázquez, mentor y profesor del famoso Lucio de Madrid. Y siempre bajo la inspiración de la reina mora Gazzala, que preside el local en forma de estatua, iniciaron su andadura con productos típicos extremeños y un producto estrella, el bacalao. "Creo que a todos nos gusta este pescado pero por aquí es difícil tomarlo de otra forma que no sea bacalao dorado".

La comida extremeña se convierte en su principal reclamo, donde no falta el típico ajo de calabaza dombenitense o un plato de caza el fin de semana. Y multitud de platos propios como el gajo de berenjena con miel de caña, o croqueta de espinacas, piñones y bacalao. Sin olvidar el revuelto de morcilla con piquillo; queso frito, lagrimita de pollo; porra de salmorejo o muslitos de chocolate y sésamo.

"Queremos promocionar el nombre y el pueblo de Magacela, aunque de momento tenga que ser desde Don Benito", comenta David. Por ahora, han transformado su local en una Extremadura chica .

Cada rincón está dedicado a un paisaje regional: bellotas, cerdos, borregos y retinto; el traje típico de Badajoz, o las calabazas de Don Benito, presidido por una gran fotografía de la chimenea de la casa, en la que todo comenzó.