Son dos modos de entender las posibilidades del mundo rural extremeño. Dos alojamientos rurales ubicados en Aldea del Obispo y Aljucén que han sabido dar un toque diferente a su oferta, lo que les ha merecido compartir el premio Espiga al Mundo Rural, otorgado por la Caja Rural de Extremadura y que se falló ayer en Mérida.

De un lado, El Tenado, fruto del esfuerzo y la imaginación de Javier Esteban Pozo y Marisol Bernal, que hace siete años detectaron que en la oferta de alojamientos rurales había un nicho de negocio por explotar: el turismo ornitológico. Así se pusieron manos a la obra para aprovechar las oportunidades de un lugar privilegiado en el mundo para la observación de aves, respondiendo a una demanda creciente, sobre todo de personas del centro y norte de Europa.

Como relató Pozo tras recoger el premio, han logrado dinamizar la economía de una pequeña población poniendo en marcha un negocio que abordaba un sector por explotar. Ahora cuentan con grupos de hasta una decena de personas que demandan las instalaciones para pasar una semana observando especies que en sus países son imposibles de ver.

Las otras galardonadas fueron Anna Cazorla y Elena Martínez, quienes acudieron a Extremadura para poner en marcha una casa rural, La Bóveda, en Aljucén. No pararon ahí, y crearon junto a la primera el albergue de peregrinos Annalena, junto al Camino de Santiago en la Ruta de la Plata. Hoy, cinco años después, este albergue es referencia para los caminantes de esta ruta, y buena prueba de ello son los mensajes que van dejando los peregrinos, que destacan tanto las instalaciones como el trato recibido y, como valor añadido, la labor de promoción que Anna y Elena hacen del Camino.

En los dos casos, los premiados afirmaron que la labor diaria para sacar adelante un proyecto en las zonas rurales es dura, pero compensa por reconocimientos puntuales como la Espiga y también más continuados como son los de quienes visitan los alojamientos.

Así lo refrendó también el consejero de Agricultura y Desarrollo Rural, Juan María Vázquez, que presidió la entrega de premios junto al presidente de la Caja Rural, Mariano Señorón.

Vázquez destacó que los galardones "valoran el propio establecimiento, pero también el esfuerzo, la ilusión y las ganas de hacer las cosas bien". El consejero felicitó a los premiados y también al resto de finalistas que contribuyen "a que esta región siga siendo, afortunadamente, rural".

Según comentó, el esfuerzo de la Administración por ruralizar Extremadura y que ese proceso genere una mejor calidad de vida tiene que verse acompañado por gente que crea en el modelo sostenible, "y sea capaz de vencer todas las trabas poniendo la máxima ilusión".