Hay peripecias legales que solo los doctos en Derecho pueden entender. Y ayer, en el Supremo de California, una decisión creó un raro híbrido sobre los matrimonios homosexuales: las bodas gais quedan ilegalizadas en el estado, pero las ya celebradas se reconocen como legales.

En un dictamen anticipado y controvertido, el Alto Tribunal decidió mantener el veto a los enlaces que aprobaron los ciudadanos por un estrecho margen en la Proposición 8 en las elecciones de noviembre, un referendo en el que la mayoría votó contra la decisión de aprobar los matrimonios que había adoptado ese mismo tribunal el 15 de mayo del 2008. A la vez, el Supremo dictaminó ayer que los 18.000 matrimonios celebrados durante los seis meses en que su primer dictamen estuvo en vigor se consideran legales.

Lo que dictaminaron ayer los jueces, por seis votos a favor y uno en contra, es que someter el asunto de las bodas homosexuales a votación popular no supuso una "revisión" constitucional ilegal, un término que va más allá de enmendar el texto legal y, por tanto, requeriría un proceso más complejo que el de referendo.

PUGNA ECLESIASTICA Mientras, en Escocia, el debate sobre la ordenación de sacerdotes homosexuales ha llegado a los presbiterianos bordeando el enfrentamiento entre tradicionalistas y renovadores. Estos últimos ganaron el sábado una primera batalla cuando consiguieron mantener el nombramiento de un pastor gay en una parroquia de Aberdeen. La Asamblea General de la Iglesia de Escocia aprobó la designación por 326 votos a favor y 267 en contra de Scott Rennie, de 37 años, que convive abiertamente con un hombre.