Es el fruto de un desliz que la princesa tuvo con otro de sus guardaespaldas. Al ser ilegítima, no tiene derecho sucesorio. Eso y su ligero sobrepeso alimentan todo tipo de maledicencias en el principado, cosa que redobla la ternura de su madre, que la pasea con orgullo por todas las galas de circo. Tiene 13 años y estudia con las franciscanas.