Los gestores de la central nuclear de Ascó acumulan fallo tras fallo mientras el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) se ve obligado a ampliar cada vez más las tareas de rastreo y control de los posibles afectados por la fuga de noviembre. La última pifia fue detectada el lunes por la tarde por una chatarrería de Reus (Baix Camp). Allí aparecieron partículas radiactivas mezcladas con tierra en la caja de un camión procedente de la central. Tras un primer análisis, el organismo de control considera "muy probable" que procedan de la fuga en lo que sería un nuevo "error" de los titulares de la planta de Ascó, según afirmó el director técnico de Protección Radiológica, Juan Carlos Lentijo.

Las partículas no estaban en la chatarra, sino "mezcladas con la arena", y fueron detectadas por el equipo de que disponen las chatarrerías que reciben materiales procedentes de las nucleares. La noticia pilló a la cúpula del CSN en una cumbre en Madrid con los alcaldes del área de Ascó cuyo objetivo era tranquilizarles y transmitirles de modo exhaustivo toda la información disponible. A falta de análisis más profundos, este nuevo hallazgo no altera el diagnóstico que descarta cualquier riesgo radiológico para la población, pero el consejo ordenará a la central que refuerce "todos los controles de los materiales que entran y salen de la instalación".

Horas después, el CSN informaba de la detección de "un punto de ligera contaminación" en una zona próxima a la nuclear, en un talud de la orilla del Ebro. El organismo encuadró esta detección en la campaña especial de vigilancia radiológica medioambiental. En el interior de la central, el total de partículas halladas en los rastreos asciende a 300, el doble que la cifra facilitada el 9 de abril.

A los alcaldes se les ha comunicado también que las pruebas radiológicas se han ampliado de las 800 personas anunciadas inicialmente a 1.600. Hasta ahora han superado los controles unas 900 sin ninguna anomalía. Al colectivo de empleados que han estado expuestos a un mayor riesgo --unas 40 o 50 personas-- se les repetirán las pruebas, pero las llevará a cabo el CSN, no la central como hasta ahora. Es el mismo sistema que el empleado con los escolares de Gerona que ayer empezaron a pasar por los detectores de radiación. El organismo controlador considera que el riesgo del grupo de alumnos es "muy remoto" porque ni siquiera se apearon del autocar durante la visita.

PERPLEJIDAD El diagnóstico que la cúpula del CSN efectuó ante los alcaldes fue muy duro con los responsables de la central. Carmen Martínez Ten, la presidenta del ente público, no parecía haberse repuesto de la perplejidad que le produjo la cadena de errores operativos y ocultaciones que, a su juicio, "revelan debilidades en la cultura de seguridad" de Ascó. La central ya disponía de los nuevos datos que aumentaban la dimensión del escape el 14 de abril, el día en que el CSN reunió por vez primera a los alcaldes de la zona. "Aún no explicamos por qué no se nos informó", lamentó Ten.

Al margen de los dos despidos del director de la central y del responsable de protección radiológica, tanto despropósito tendrá una doble consecuencia para los operadores. El expediente sancionador que ya está iniciado podría concluir con una multa que no se quedará muy lejos de los 30 millones de euros, según pudo entenderse de las duras palabras pronunciadas por Ten: "Actuaremos con toda la fuerza que nos permite la nueva ley", dijo. Endesa tendrá el honor de estrenar la nueva ley de instalaciones nucleares aprobada en el 2007 que multiplica por 10 las sanciones previstas en la anterior legislación.

Además, la central tendrá que presentar, en un mes, un plan de acción que mejore la seguridad, como ya hizo Vandellòs 2.