La Campiña Sur ocupa el rincón suroriental de la provincia de Badajoz, haciendo frontera con Córdoba y Sevilla. Para la descripción ambiental, consideramos perteneciente a La Campiña Sur 21 municipios, que ocupan una superficie de 2.700 Km2, desde Granja de Torrehermosa y Peraleda del Zaucejo hasta Usagre (extremos este y oeste) y desde Retamal hasta Puebla del Maestre, localidades más septentrional y meridional respectivamente. Las mayores poblaciones son Llerena y Azuaga.

El término "campiña" se usa para referirse a una extensión grande de terreno llano y labrantío. Las tres características anteriores (amplitud, llanura y fertilidad agrícola) confluyen en este caso, por lo que se debe dar por acertada la denominación del espacio geográfico que nos ocupa. En general, se entiende por campiña un tipo de paisaje agrario que carece de setos y cercados, con el conjunto de parcelas divididas en hojas de cultivo.

El paisaje de La Campiña Sur se compone de amplias llanuras dedicadas en su mayor parte a cultivos cerealistas y pastos, con relieves más accidentados al norte y al sur del territorio, donde se ubican las elevaciones más notables, que constituyen estribaciones orográficas de Sierra Morena. Una característica esencial del territorio es la notable fertilidad de los suelos, siendo junto a Tierra de Barros los más ricos y productivos del secano extremeño.

Destaca la ausencia de grandes ríos o embalses. La red hidrográfica integra cauces de escasa entidad, perteneciente a dos cuencas: Guadiana al norte, más extensa y con relieve ondulado, y Guadalquivir al sur, más reducida y con terreno más abrupto.

La flora de la zona presenta dos variantes: los pastizales desarbolados, dedicados al cultivo cerealista; y la dehesa de encinar, destinada al pastoreo de ovino y del porcino. Como árbol predominante en Extremadura, también en la Campiña Sur la encina cubre la mayor parte del espacio forestal, y suele estar acompañada por coscojas, retamas, cantuesos y aulagas. Por su importancia botánica, destaca la comunidad de orquídeas, familia que agrupa a esa magnífica, singular y enigmática flor que crece bajo condiciones ambientales muy precisas. Pueden encontrarse aquí unas quince especies diferentes, algo muy significativo si tenemos en cuenta que en la región hay sólo treinta y seis.

Se dan en diversos puntos localizados del territorio, pero son especialmente notorias en la Sierra de San Miguel, por ocupar sustratos calizos, desde Llerena hasta Fuente del Arco.

En cuanto a fauna, La Campiña Sur es una de las zonas de llanura de mayor interés en Europa por su alta biodiversidad, especialmente sus notables poblaciones de aves, representadas por al menos 136 especies, de las cuales 18 están catalogadas como prioritarias de conservación por la Directiva de Aves de la Unión Europea.

El hábitat más característico de La Campiña, la "pseudoestepa", por el que es conocida y admirada en el ámbito faunístico, concede al grupo de aves adaptadas a este medio casi todo el protagonismo: avutarda, sisón, ganga, ortega, alcaraván, carraca, elanio azul, cernícalo primilla, y otras muchas aves de campo abierto tienen aquí buenas poblaciones. El aguilucho cenizo, tradicionalmente con buenos niveles de población en la zona, acusa en cambio una regresión en la última década, afectado por cosechadoras y empaquetadoras en temporada de cría, y por la pérdida progresiva de hábitat, debido a la creciente implantación de cultivos no cerealistas a los que no puede adaptarse, por ejemplo girasol, guisante y garbanzos forrajeros.

PROBLEMATICA AMBIENTAL

Los principales problemas ambientales se derivan de la actividad agraria, cuya intensificación ha dado lugar al uso desmedido de productos fitosanitarios que contaminan químicamente sobre los suelos y el agua. El abuso de fertilizantes y pesticidas provoca, entre otros daños, niveles de concentración de nitrógeno superior a los legalmente permitidos o aconsejables sanitariamente y que, además de alterar los ciclos naturales de la materia y energía en el funcionamiento de los ecosistemas, compromete la potabilidad de pozos y acuíferos. Otros impactos son la quema de rastrojos, práctica cuasitercermundista destructiva de la fertilidad de los suelos y de refugios para la fauna, la desecación de charcas naturales para su roturación agrícola y el furtivismo cinegético.