Cuando interpretó a Judas en el musical Jesucristo Superstar, a mediados de los años 70, cantaba eso de "A mí por el fango se me arrastrará/ Ahora la historia me condena, condena, condenará..." ¿Premonitorio? Tal vez. Antes de convertirse en recaudador pertinaz desde su atalaya de la SGAE, Eduardo, Teddy, Bautista (Las Palmas de Gran Canaria, 1943) fue un músico de carrera meritoria. Estuvo al frente del grupo Los Canarios, banda que a finales de los 60 sonaba a soul, viró luego hacia el rock y logró hits, incluso internacionales como Get on your knees. Ironizando, podríamos decir que pasó de canario a buitre.

Su vocación musical había despertado bastantes años antes, cuando con apenas 5 ingresó en el coro de una iglesia y estudió en el conservatorio con la misma profesora que Alfredo Kraus. Saltó al pop, cuando el género en España era casi una extravagancia clandestina. Con 13 años formó su primer grupo, Los Diablos del Rock, pero el éxito le llegó con Los Canarios.

Se incorporó a la SGAE en 1977 como miembro de su junta directiva y, en 1982, se convirtió en vicepresidente, puesto que ocupó hasta 1995, cuando fue elegido presidente del Consejo de Dirección de la entidad, que mueve más de 360 millones de euros al año.

Desde esta plataforma ha sido el mayor defensor del canon digital y un gestor polémico, mientras se aseguraba una jubilación dorada: 24.500 euros al mes. La ley Sinde antidescargas lo ha mantenido en el ojo del huracán, y ha acabado por convertirlo en uno de los personajes más aborrecidos por los usuarios de internet. No solo entre los internautas y los organizadores de fiestas mayores y celebraciones Bautista se ha granjeado enemigos. Cuando, en una ocasión, se le preguntó sobre el porqué de la mala fama de la SGAE, contestó: "Es la pregunta del millón. Como decía un miembro de la junta directiva, la SGAE no tiene mala prensa, sino prensa mala". Y defendió sus cuestionadas medidas con frases del tipo: "Sin cultura, internet serían apuestas y pornografía".