La oferta musical de la capital es extensa y variada, pero no deja de ser noticia que sea el metro de Madrid el versátil escenario que eligen interpretes recién llegados de casi todo el mundo a la espera del "salto" a la fama o, por lo menos, a la superficie.

La "música del mundo", como se conoce la corriente de fusión que mezcla ritmos e instrumentos en un mestizaje artístico imparable, tiene su mejor exponente en Madrid en las estaciones del metropolitano.

En la estación de Guzmán el Bueno, entre "top mantas", toca casi a diario el "bala", un xilófono africano, un guineano que no se identificó, mientras la música brasileña, en clave de jazz y con amplificador incluido, suena en Alonso Martínez, entre las escaleras mecánicas, donde, al parecer, es mejor la acústica y tardan más en llegar los guardias.

La guitarra acústica es el instrumento que elige Ricardo, para quien este oficio "no es sólo acompañar al transeúnte o aligerar el viaje.

En plaza de España se bajaron Joanna, mezzosoprano rumana, y dos acompañantes con guitarra y acordeón, que llegaron hasta allí en la

10, con un "popurrí" de música americana.