El agujero de la capa de ozono sobre la Antártida podría haber alcanzado los 29,5 millones de kilómetros cuadrados el pasado septiembre y superado así el récord registrado en el 2000, que fue de 29,4 millones de kilómetros cuadrados, según informó ayer la Organización Mundial de la Meteorología (OMM). Aunque lo que más alarma no es esta superficie --sobre la que hay distintas mediciones-- sino el adelgazamiento comprobado del grosor de la capa en el Polo Sur. "Esto significa que hay menos ozono sobre la Antártida que nunca", explicó ayer Mark Oliver, portavoz de esta institución científica que forma parte del sistema de Naciones Unidas.

La NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) son las que realizan las mediciones, que se complementan con observaciones realizadas en la superficie terrestre por la unidad de vigilancia del ozono de la OMM. Mark Oliver puntualizó que debido a que la NASA y la ESA utilizan instrumentos diferentes existen ligeras variaciones entre los valores que cada institución ha obtenido.

Así, mientras la NASA observó el pasado 25 de septiembre que el agujero de la capa de ozono alcanzaba los 29,5 millones de kilómetros cuadrados, la ESA calculó 28 millones de kilómetros ese mismo día. "Los valores son tan similares que los agujeros de estos dos años (2000 y 2006) pueden considerarse casi iguales", indicó el portavoz.

DEBAJO DEL NIVEL NATURAL Pero el dato que más alarma a la Organización Mundial de la Meteorología es la pérdida de masa de esta capa, que alcanzó las 39,8 megatoneladas hace tres días y superó así en 0,2 megatoneladas el peso perdido en el 2000. Este déficit corresponde a la cantidad de masa que está por debajo del nivel natural mínimo requerido para proteger a los seres vivos y que se estableció "hace varias décadas, antes de que empezara el desgaste severo del ozono", explicó Oliver.

La disminución de la densidad de la capa sobre la Antártida este año se debe a la continúa presencia de niveles extremos de sustancias que provocan la destrucción del ozono (gases cloro fluorocarbonados), además de vientos estratosféricos (entre 10 y 40 kilómetros sobre la superficie terrestre) particularmente fríos y el haberse producido las temperaturas más bajas desde 1979.

DEPENDE DEL TIEMPO Según los científicos de la OMM, la evolución del agujero de la capa de ozono este otoño --la estación en la que alcanza su mayor tamaño-- dependerá principalmente de las condiciones meteorológicas de las próximas semanas en la Antártida.

Informes recientes de la agencia especializada de la ONU indican que es previsible que la superficie de ese agujero (estrictamente no es un agujero, sino una zona con una densidad de ozono muy debilitada) seguirá aumentando durante las dos próximas décadas y que sólo después de ese periodo puede esperarse una mejora.

La OMM recalcó que esta situación demuestra la importancia de mantener la vigilancia sobre el cumplimiento por parte de todos los países del Protocolo de Montreal, de 1987, que limitó la producción de gases clorofluorocarbonados.

FILTRO CONTRA LA RADACION El ozono es una capa protectora en la estratosfera que actúa en la Tierra como filtro de las radiaciones solares que llegan con los rayos ultravioleta. Se extiende entre los 20 y los 50 kilómetros de altitud y la concentración máxima está sobre 25 kilómetros. En la última década, el nivel de ozono se ha reducido alrededor del 0,3% anualmente. Esta pérdida incrementa el riesgo de padecer cáncer de piel y enfermedades oculares.