Ha sido necesario registrar y cotejar las huellas dactilares para confirmar que el hombre asesinado el jueves en el Hospital 12 de Octubre de Madrid no se llama Leonidas Vargas, como se difundió en un principio, sino José Antonio Ortiz Mora. Pero era la misma persona: el capo que entre finales de los 80 e inicios ipios de los 90 controló gran parte del tráfico de cocaína desde el sur de Colombia, que pasó ocho años encarcelado en su país y que en el 2002 se desplazó al extranjero en busca de nuevos horizontes. Obsesionado con su seguridad, tenía incluso un tercer nombre: José Antonio Cortés Vaquero. La policía colombiana dice que había perdido todo nexo con el narcotráfico.

Tenía hasta tres nombres y una gran preocupación: la salud. Sufría de hipertensión pulmonar y por eso había obtenido la libertad bajo fianza, toda vez que estaba obligado a visitar con frecuencia el hospital con el fin de calibrar el dispensador de oxígeno del que dependía para sobrevivir. Allí, sin vigilancia --le dijo al juez que no se sentía "amenazado"--, fue asesinado de cuatro disparos, casi todos dirigidos a la cabeza.

"EL TRABAJO ESTA HECHO" Una enfermera del centro hospitalario dice que dos hombres con gorros y bufandas le preguntaron por la habitación de Ortiz Mora, que uno de ellos entró en el cuarto y el otro se quedó fuera, y que este, al escuchar los disparos --con silenciador, pero se escuchan-- cogió el teléfono, hizo una llamada y dijo, simplemente: "El trabajo está hecho". La enfermera, tras comprobar lo que había pasado, sufrió una crisis de ansiedad, al igual que el hombre que compartía habitación con la víctima, quien ahora asegura que tiene "mucho miedo".

Leonidas Vargas fue detenido en julio del 2006 en Madrid con un pasaporte venezolano falso, y pocos días después fue vinculado a una operación para tratar de introducir en España más de 500 kilos de cocaína. Estaba pendiente de juicio, pero el juez le había dado el arresto domiciliario (previo pago de una fianza de 200.000 euros) tras considerar su estado de salud, y el hecho de que los médicos le daban poco tiempo de vida. El colombiano --cuyo cadáver será trasladado a su país-- daba cuenta de todas sus visitas al hospital.