Lo más interesante de lo que nos cuentan es precisamente lo que no dicen. El oscuro motivo, el premeditado olvido, el descuido de, precisamente, un colofón que daría entidad a la noticia. Sin todo eso, la verdad no pasa de ser un borrador, una probabilidad de certeza que quisieras creer pero no puedes aunque lo intentas con todas tus fuerzas como cuando cerrabas los ojos la noche de Reyes. Prueba, si quieres. Cierra los ojos y cree, por ejemplo, que este gobierno no ha pagado nada para la liberación de Alicia Gámez y sus compañeros y que todo se debe a un hermoso trabajo de diplomacia, en el que nuestro gobierno nada ha arriesgado, nada ha puesto. No pienses en quién está colocando tus juguetes, ni en las maniobras oscuras de unos políticos, que --¡ojalá!--, en el mejor de los casos solo han dado dinero a cambio de rehenes y han aguantado firmes sin darle ninguna ocasión negociadora a esos fundamentalistas tan rematadamente asesinos. Después, trata de pensar que los recortes del presidente Vara son la prueba de una magnífica gestión. Olvida que había prometido rebajar en un 30% los cargos públicos y solo ha cesado a 8 entre cientos, quienes, tal vez, no han quedado en la calle. A lo mejor, hasta son funcionarios de esos que han consolidado el nivel para siempre y el ahorro se reduce a 0, pero ni se te ocurra imaginarlo. Tampoco pienses en las empresas públicas que ha prometido cargarse ni en para qué sirven, ni en cuánto nos han venido costando, ni qué harán con los enchufados colocados allí. Ni te preguntes por qué Marca Extremadura patrocina El avaro de Moliere en Madrid. Porque si despiertas y miras, cambiarán tu cara y tus creencias para siempre.