Estos nombres seguramente los ligaremos todos rápidamente a una cara: Javier Solana, Rosa Conde, Alfredo Pérez Rubalcaba, Miguel Ángel Rodríguez, Josep Piqué, Pío Cabanillas, Eduardo Zaplana, María Teresa Fernández de la Vega, Pepe Blanco, Soraya Sáenz de Santamaría. ¿Pero qué tienen en común? Pues que su voz fue la del Gobierno de España durante cierto tiempo, y de esa voz y de esa época nos acordaremos más o menos, pero su cara ahí ha quedado. Los viernes después del Consejo de Ministros, tuvieron una plataforma privilegiada de proyección mediática. Pero de todos ellos, solo uno, Mariano Rajoy, llegó después a presidente. Ahora, Íñigo Méndez de Vigo ha sustituido a una ilustre de la lista, Sáenz de Santamaría, que sale en todas las quinielas como una opción de futuro para quién sabe si algún día poner la segunda exportavoz al frente de un futuro gobierno.

Para que no haya dispersión ni contradicciones entre los acentos y enfoques que se pueden dar dentro de un mismo gobierno, el portavoz mira de unificar, dotar de coherencia y de nitidez al mensaje que se quiere proyectar. Para eso, no está de más que un portavoz sepa comunicar. Vamos, de hecho debería ser imprescindible. Otra cosa es que en España se dé, a diferencia de lo que pasa por ejemplo en Estados Unidos, que el jefe de prensa y portavoz (spokesperson) acostumbre a ser un profesional de la comunicación, y del periodismo concretamente. Eso pasó con el primer responsable de este frente en la etapa de Felipe González.

El periodista

Después de la convulsa y huracanada puesta en marcha de los gobiernos de la democracia, con un Adolfo Suárez que iba casi a portavoz por año, con el PSOE y su hegemonía a partir de 1982, llegó la calma también a la figura de la voz (y la cara) del Gobierno ante los medios de comunicación. Y el periodista Eduardo Sotillos fue el primer elegido. Su cara y su voz ya eran conocidos antes de su etapa gubernamental. ¿Por qué? Por su experiencia profesional televisiva previa. Ligado a informativos de TVE desde 1975, estuvo al frente de su Telediario durante la transición y adquirió una notoriedad importante en una época donde TVE era La Tele. Que Sotillos compareciera ante los medios era como que alguien informara asépticamente de lo que el gobierno defendía, casi como si eso fuera a misa. Ayudaba el hecho que Sotillos había empezado su carrera en el contexto del franquismo. No parecía, de entrada, un fan del felipismo. Ideal. Y además, sabiendo comunicar. Fue portavoz, con rango de Secretario de Estado, hasta 1985.

Cultura y diplomacia

Y a Eduardo Sotillos lo sustituyó un político que con los años sería no solo la cara del gobierno sino una cara de las más conocidas de la política española. Era, cuando en 1985 asumió la portavocía, Ministro de Cultura, como ahora Íñigo Méndez de Vigo, y su nombre lo conoce muchísima gente dentro y fuera de España: Javier Solana. Un político que proyectaba solvencia, preparación y afabilidad, y que además contaba con una locuacidad a prueba de bombas. Sería ministro de Cultura y portavoz hasta 1988, y luego encarrilaría una sucesión de cargos con pocos precedentes. Ministro de Educación y Ciencia (1988-1992), de Asuntos Exteriores (1992-1995), secretario General de la OTAN (1995-1999), Alto Representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea (Mister PESC) y comandante en jefe de la EUFOR (199-2009).

Las habilidades diplomáticas que ante la prensa había desarrollado Javier Solana especialmente en su etapa como portavoz le dieron luego para mucho. Se apuntó durante años como posible presidenciable y líder del PSOE, pero su actividad se proyectó mucho más allá de las fronteras de España.

Primeras mujeres

En el año 1988 se dio la circunstancia de que, después de seis años con solo hombres en la lista, Felipe González incorporó a dos mujeres como ministras. Una de ellas, Matilde Fernández, al frente del Ministerio de Asuntos Sociales. La otra, Rosa Conde, como primera ministra portavoz. La portavocía subía de rango, de Secretaría de Estado a Ministerio. Los tiempos iban cambiando y el peso de los medios de comunicación en la vida política, también. Se iba asumiendo más la importancia de este frente, y de ahí la elección de esta socióloga que había dirigido el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), para mirar de conectar la acción de gobierno con una sociedad en plena transformación.

Pero lo suyo no era la telegenia ni el verbo especialmente fluido, por lo que las parodias en televisión sobre Rosa Conde fueron destacadas, por ejemplo de la mano de un joven Andreu Buenafuente en el programa de Alfonso Arús ¡¡Al ataque!! (Antena 3). En 1993, cuando más arreciaban los ataques a Felipe González por parte del Partido Popular de José María Aznar y lo que los socialistas describieron como La Brunete Mediática, Rosa Conde dejó la portavocía y hasta 1996 ocupó la Secretaría General de la Presidencia del Gobierno.

La química

Y para tiempos duros, mano de hierro con guante de seda. A Rosa Conde la sustituyó Alfredo Pérez Rubalcaba, un químico metido a político que ejerció como ministro portavoz, primero entre 1993 y 1996, y luego, pasados los años y con él erigido en uno de los iconos del poder socialista, compaginando estas funciones con las de vicepresidente, con José Luís Rodríguez Zapatero, entre 2010 y 2011, cuando abandonó el gobierno para probar suerte como candidato del PSOE a la presidencia del gobierno. Pero no pasó.

Los populares

Alfredo Pérez Rubalcaba, en 2011, perdió la partida con quien había sido uno de los ministros portavoces de José María Aznar: Mariano Rajoy. Él fue el cuarto de la era Aznar, entre 2002 y 2003. El primero había sido el periodista y fiel escudero del de Valladolid, Miguel Ángel Rodríguez (1996-1998), erigido en martillo de socialistas y hasta de los socios nacionalistas del gobierno en minoría del PP, buscando marcar terreno. Josep Piqué lo relevó (1998-2000) cuando se pretendía más armonía con la CiU de Jordi Pujol (casi en términos de OPA). Pío Cabanillas Alonso (hijo de otro ministro en tiempos de Franco y de la UCD de Suárez), fue el primero del gobierno que estrenó la mayoría absoluta del PP (2000-2002), y con su larga melena y su trabajo previo en grandes corporaciones de comunicación, buscaba impulsar la imagen de modernidad y puesta al día de un Partido Popular que quería consolidarse en el poder.

Rajoy lo sustituyó cuando claramente ya aspiraba a suceder a José María Aznar, con lo que asumió un protagonismo destacado, y cuando lo dejó para encarar de pleno la campaña electoral, tomó su relevo Eduardo Zaplana (2003-2004), icono del aznarismo y también de su final de etapa.

Las todopoderosas 'Vices'

Con José Luis Rodríguez Zapatero, en la portavocía reinó durante los seis primeros años en el poder, la todopoderosa vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega (2004-2010). Al lado de un presidente y de un Ejecutivo joven, ella proyectaba imagen de veteranía y de solvencia. Solo lo dejaría, ya en la etapa final del zapaterismo, para ceder paso (y protagonismo mediático), a un Pérez Rubalcaba (2010-2011) que volvía a las funciones de portavoz, con una plataforma mediática impagable. Al abandonarla para dedicarse de lleno a la carrera electoral, le sustituiría el ministro de Fomento, Pepe Blanco, también, como De La Vega, ortodoxia zapaterista máxima.

Y ya con Rajoy, la otra vice más poderosa que se recuerda, Soraya Sáenz de Santamaría, ha sido portavoz (2011-2016) hasta que con el segundo gobierno de Rajoy pasado por las urnas, éste la ha reforzado en competencias, la ha liberado del desgaste de los focos de las cámaras semanalmente en viernes, y pone en su lugar a un Íñigo Méndez de Vigo que, con sus formas diplomáticas asumidas durante años dedicado a la política exterior, y con sus maneras de señor bien (nobleza con título obliga), es también retrato nítido de lo que es el núcleo duro del votante del PP para Rajoy.

En tiempos de gobierno en minoría, el portavoz también sirve para marcar perfil. Conservador y de derechas sin complejos, en este caso. Educación, cultura, diplomacia, españolidad y contundencia con aparente cordialidad. A ver si les suena.