El cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, que junto al cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela lidera el sector ultraconservador del episcopado español, arremetió ayer contra la política que en materia educativa y familiar lleva a cabo el Gobierno socialista, al que acusó de promover el divorcio y el aborto. Cañizares, que intervino en la apertura de un curso de verano en la Universidad San Pablo-Ceu de Madrid, fue muy crítico con la ley orgánica de educación (LOE) y llegó a amenazar al Ejecutivo con acudir al Supremo "si no se respetan los acuerdos con la Santa Sede en materia educativa".

En vísperas de la celebración, la próxima semana, de una asamblea extraordinaria de los obispos para valorar la situación política y social, y a tres semanas visita de la visita de Benedicto XVI a Valencia, el purpurado describió un panorama apocalíptico para los católicos. Cañizares aseveró que España es uno de los lugares de Europa donde "la institución familiar sufre un mayor deterioro", además de verse suplantada uniones distintas a la de un hombre y una mujer, en referencia a los matrimonios entre homosexuales. "Eso no es ningún logro social", aseguró.

Aludió a los "grandes males" de la familia, "como la plaga del divorcio y la cultura de la muerte que impide la concepción e incentiva la destrucción antes de nacer". Todo ello conduce, a su juicio, a la "quiebra de la humanidad y pone en riesgo la estabilidad de la sociedad". Tras rechazar la LOE, "fruto del proyecto de implantar una nueva cultura", el cardenal dijo que existía un acuerdo con Educación para aplazar la puesta en marcha de la regulación sobre el profesorado de Religión, algo que fue desmentido poco después por un portavoz ministerial.