Nicolas Sarkozy se convirtió ayer en el primer presidente de la República francesa que es padre durante el ejercicio de sus funciones. El histórico acontecimiento se produjo a las 20 horas, cuando su esposa, Carla Bruni, dio a luz a una niña en la clínica La Muette de París.

El esperado parto de la primera dama, de 43 años, ha generado en las últimas semanas una desaforada expectación mediática. A falta de comunicación oficial -el Elíseo no informó del embarazo ni tampoco del nacimiento por ser considerado un asunto privado-, cualquier movimiento en torno a la clínica se interpretó como la inminente llegada del bebé dando lugar a precipitados tuiteos y falsos rumores. Decenas de informadores montaban anoche guardia ante el centro, rodeado de fuertes medidas de seguridad y a dos pasos del domicilio de Bruni, en el exclusivo distrito 16º de la capital francesa.

Un interés que contrasta con la moderada pasión que genera en los franceses. No se puede decir que fuera un alumbramiento exprés. Bruni ingresó en la clínica a las ocho y media de la mañana acompañada de su esposo. A las cuatro, Sarkozy le hizo una rápida visita de media hora antes de volar hacia Fráncfort para reunirse con la cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, y preparar la crucial cumbre del domingo en Bruselas sobre la crisis de la deuda.

La delicada situación económica pasó delante de la cercana paternidad, aunque tras la reunión el presidente abandonó precipitadamente Fráncfort. Con la popularidad por los suelos a seis meses de las presidenciales, Sarkozy no quiere que su imagen se resienta aún más. Los franceses le censuraron duramente cuando, recién divorciado a finales del 2007, en una comparecencia oficial en el Elíseo se refirió al romance con Bruni, con cierta frivolidad, en estos términos: «Sí, con Carla va en serio».

A partir de entonces, su comunicación sobre la esfera privada se ha medido al milímetro: desde la discreta boda en el Elíseo, en febrero del 2008, al embarazo de la cantante y exmodelo. El estado de buena esperanza de la primera dama no se confirmó hasta que la forma de su vientre lo hizo evidente. Durante nueve meses, Bruni se ha mostrado muy prudente.

Mantuvo el misterio en torno al sexo del bebé y el momento en el que podía venir al mundo hasta que su suegro, Pal Sarkozy, se fue de la lengua al decir que salía de cuentas el 3 de octubre. Bruni, que no ha querido un parto provocado, ya es madre de un niño, Aurelien, de 10 años, fruto de su relación con el filósofo Raphaël Enthoven. Sarkozy tampoco es nuevo en la materia.

De su primer matrimonio con Marie Dominique Culioli, nacieron Pierre, de 26 años, y Jean, de 25, que le hizo abuelo de un niño hace un año. Con su segunda esposa, Cecilia, tuvo un tercer vástago, Louis, de 14 años. Ahora, a los 56 años, Sarkozy por primera vez puede acunar a una niña. ¿Tendrá permiso de paternidad como el premier britanico, David Cameron?