A seis semanas de la problemática boda del heredero al trono de Inglaterra, la polémica sobre el enlace va en aumento. Unas declaraciones inéditas del príncipe Carlos, acusando a los británicos de no tener ninguna compasión hacia Camilla, han echado más leña al fuego.

En 1998, en una entrevista con el entonces corresponsal real de la cadena BBC, Gavin Hewitt, Carlos comentó con amargura que su vida amorosa se había convertido en un negocio para la prensa. También dijo sentirse "torturado" por la incomprensión de sus súbditos para con la mujer que pronto se convertirá en su esposa.

"Pensaba que los británicos eran compasivos. Pero no veo que sea así", afirmó el príncipe. Y muy irritado, añadió: "Durante toda mi vida, la gente me ha dicho lo que debo hacer. Estoy cansado de esto. Mi vida privada se ha convertido en un negocio. La gente está haciendo dinero con ello. Sólo quiero que me dejen en paz. Incluso la realeza tiene derecho a la intimidad".

Las declaraciones fueron realizadas durante un viaje a la capital de Bulgaria, Sofía, según recoge Gavin Hewitt en el libro "A soul of ice: a life in news, que estos días sale a la venta en el Reino Unido.

Clarence House se negó a comentar ayer lo que calificó como "una conversación privada del príncipe de Gales".

Carlos, que hoy inicia un viaje oficial por Sri Lanka y Australia, deja en casa mil enredos de su boda sin resolver.

El más grave de todos ellos sigue siendo la legalidad del matrimonio, que podría terminar dirimiéndose en el Tribunal Supremo de Londres.

La Oficina del Registro General ha recibido decenas de reclamaciones objetando la validez de una unión sobre la que quizá deba terminar pronunciándose la presidenta de la división de familia del Tribunal Supremo, Elizabeth Butler-Sloss.

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