El crimen que conmocionó la España de los años 90 será llevado al cine. La matanza de Puerto Hurraco, ocurrida en una pedanía del este de la provincia de Badajoz, cuando dos hermanos de una misma familia, los Izquierdo, dispararon y mataron a nueve personas e hirieron a otras doce, se verá en las pantallas según la visión de Carlos Saura, director, entre otras de Cría cuervos , ¡Ay Carmela o Goya en Burdeos .

La película, que tiene por título El séptimo día , será producida por Andrés Vicente Gómez, según publicó ayer el diario El País, y contará con el guión del novelista Ray Loriga.

La historia estará contada desde el punto de vista de dos de las víctimas, Toñi y Encarni, de catorce y doce años, que también murieron en aquel suceso.

Carlos Saura se mostró ayer sorprendido de que la noticia se hubiera publicado cuando el trabajo está aún en sus orígenes y no se ha decidido aún el tratamiento que tendrá la película ni si se mencionará Puerto Hurraco "o será una cosa más imaginativa, porque es un tema delicado"; aunque reconoció que el proyecto se basa en los hechos de Puerto Hurraco. Saura no quiso hacer declaraciones a EL PERIODICO EXTREMADURA sobre este trabajo y remitió al productor del mismo, con quien ayer no fue posible hablar.

Según El País, el filme se rodará durante julio y agosto en un pueblo de la provincia de Toledo. Andrés Vicente Gómez ha descartado la posibilidad de rodar en Badajoz.

El crimen, ocurrido en el mes de agosto de 1990, fue la explosión de una rivalidad entre las familias Cabanillas e Izquierdo, sostenida durante treinta años.

Su origen está en los años sesenta, cuando Amadeo Cabanillas sedujo a Luciana Izquierdo, a la que luego abandonó. Un Izquierdo resolvió el idilio matando a puñaladas a Amadeo Cabanillas. Años después, en un incendio provocado, murió Isabel Izquierdo. Sus hijos Antonio y Emilio, autores de la masacre, acusaron a los Cabanillas de la muerte de su madre. Ambos, con las escopetas de caza cargadas, escondidos en la calle, comenzaron a disparar contra familiares de los Cabanillas, tras lo que huyeron al monte, donde fueron detenidos al amanecer. Las hermanas de los asesinos, que fueron condenados a 700 años de prisión, fueron acusadas de planear la matanza, según dictaminaron los siquiatras y fueron recluidas en el hospital siquiátrico de Mérida.