Los vecinos desalojados del Carmel se negaron ayer a que los técnicos inspeccionen sus viviendas para certificar la seguridad de las mismas por temor a que cuando derriben los tres edificios más dañados se produzcan nuevos movimientos de tierra y tengan que volver a abandonar sus domicilios.

De hecho, tan sólo uno de los 29 vecinos de los edificios de los números 132, 134 y 136 de la calle Llobregós --los más alejados de la zona inicial del derrumbe-- en los que estaba previsto que se llevaran a cabo las revisiones ha accedido a que los técnicos inspeccionaran su piso.

El resto de familias acudieron a primera hora de la mañana hasta el portal de sus viviendas, donde estaban convocados, pero no para abrir las puertas de sus pisos, sino para decirle a los técnicos que no iban a entrar hasta que no se derribaran los inmuebles más afectados.

"Nos negamos a volver, a firmar unos certificados y al día siguiente tener que salir corriendo", dijo a Efe Marta Castellá, vecina del número 134 de la calle Llobregós, quien se niega a regresar a su piso, que está "muy agrietado", hasta que reciba las indemnizaciones y "esté todo arreglado".

Fuentes de la empresa pública Adigsa, que se encarga de las revisiones de los pisos, señalaron a Efe que a pesar de la oposición de los vecinos se prevé que las inspecciones continúen en los próximos días, aunque por el momento no hay una fecha.

El consejero de Obras Públicas de la Generalitat ya vaticinó el martes que la vuelta y las inspecciones serían un "proceso complejo y gradual" en el que se quería evitar "cualquier precipitación".