La orden de los Carmelitas Descalzos ha puesto en conocimiento de la fiscalía en la Comunidad Valenciana un posible caso de pedofilia en el que estaría implicado uno de sus frailes. La congregación religiosa ha trasladado ya a este fraile a un convento de la orden en el norte de España.

Entre las medidas cautelares adoptadas por la congregación está también la prohibición expresa de que permanezca a solas con cualquier menor y la administración de sacramentos salvo en caso de muerte, según ha informado la Cadena Ser. Es la primera vez que trasciende el hecho de que una congregación religiosa española da cuenta a la justicia de un posible caso de pederastia por parte de uno de sus miembros.

RELATO DEL PADRE

Los superiores de la orden han tomado esta decisión tras escuchar el relato del padre de la presunta víctima, un joven de Castellón que en el 2008 era monaguillo y tenía 17 años. Los superiores de los carmelitas han aportado también dos escritos relatando lo sucedido, el de la propia víctima y el de su progenitor.

De hecho, fue el padre del menor quien denunció los abusos al vicario general de los Carmelitas aprovechando una reciente visita desde Roma a España. Éste lo puso en conocimiento del superior provincial, que tras escuchar la versión del monje acusado decidió trasladar la denuncia al Ministerio Público.

EN UN CONVENTO DE CASTELLÓN

Los supuestos abusos sucedieron en el año 2008 en uno de los conventos de la orden en Castellón. El joven, que desde entonces se encuentra en Perú, era en aquel momento monaguillo. Según el relato de la víctima, los abusos comenzaron con tocamientos y caricias para terminar con un presunto acoso sexual que tuvo lugar dentro de una de las celdas del convento.

Según fuentes jurídicas conocedoras del caso, se puede hablar de pedofilia porque concurre que la víctima era menor de 18 años y la relación de la que se acusa al fraile en ningún momento fue consentida.

Fuentes de la congregación consultadas por la Ser aseguran que las autoridades eclesiásticas españolas han sido informadas verbalmente y como deferencia, aunque explican que la orden no hace sino aplicar las directrices marcadas por el Vaticano para hacer frente a este tipo de casos.