Diputada en el Congreso, alcaldesa de la ciudad de Cáceres entre 2007 y 2011, presidenta del Partido Socialista Obrero Español, Carmen Heras Pablo (Zamora, 18 de noviembre de 1948), profesora de Didáctica de las Matemáticas de la Universidad de Extremadura, es noticia después de conocerse la sentencia que la condena a ocho años de inhabilitación para cargo y empleo público por un caso de prevaricación administrativa en la gestión del festival Urban Screens (una sentencia que no es firme y que está recurrida), y de que la fiscalía haya pedido para ella un año y nueve meses de prisión además de diez meses de inhabilitación para cargo o empleo público por dos delitos continuados de prevaricación medioambiental en el caso de los ruidos de La Madrila. En esta entrevista, concedida a EL PERIODICO EXTREMADURA, la que fue una de las líderes políticas de mayor y más reconocida trayectoria de la región defiende su inocencia. También habla del abandono al que a su juicio la ha sometido su partido; un abandono que inevitablemente recuerda a la frase del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa: "La política saca a flote lo peor del ser humano".

--¿Cómo llega a Cáceres?

--Al terminar la carrera en 1973.

--¿Cuándo ingresa en el PSOE?

--En 1986.

--¿Y por qué?

--Todos mis amigos eran del Partido Socialista. Yo tenía muchísima inquietud social. Siempre la he tenido, fruto de la forma de ver la vida en la familia. No quería hacerme, no veía en aquel momento el sentido pero tanto insistieron que al final rellené la ficha.

--¿Cómo era ese PSOE?

--Totalmente distinto al de ahora. Es verdad que había un aparato y unas normas, pero existía un interés de introducirse en la sociedad y más en un terreno como Cáceres, muy complicado siempre para un partido de izquierdas como así lo ha dicho la historia. Había además un reconocimiento por parte de los líderes de que solos no podían, que tenían que buscar tejido urbano, personas del mundo civil para conseguir ser del color de la tierra. Había que intentar buscar personas y candidatos que se asemejasen al perfil sociológico de la ciudad. O sea, había una militancia implícita a la que se formaba.

--Es decir, que usted llegó al PSOE de Federico y de Juan Carlos...

--Sí, de Federico, de Juan Carlos, de Manolo Veiga... de mucha gente que en aquel momento reconocía que había mucho que hacer en esta tierra y construir discursos muy cercanos a las personas. No valía con un discurso único porque no toda Extremadura es exactamente igual.

--¿Y qué diferencia hay entre aquel PSOE y el de ahora?

--El PSOE de ahora se ha uniformizado mucho bajo un falso planteamiento de igualdad, se entiende que cualquiera vale para cualquier puesto, que cualquiera puede representar al partido en cualquier momento y en cualquier situación y que no hace falta la formación política más allá de los cuatro discursos o los cuatro mítines. Y luego se ha personalizado demasiado. El Partido Socialista de las últimas elecciones era Pedro Sánchez. Vivimos en una impronta de la imagen, la gente quiere tener una síntesis en 140 caracteres y el discurso largo no se lleva. El PSOE ha perdido muchos matices en el camino, todo el mundo no puede ser diputado en las Cortes Generales, no todo el mundo puede ser consejero, no todo el mundo está preparado para ser alcalde... Los líderes hay que construirlos y hay que formarlos. Este partido necesita una construcción de líderes.

--Y este partido de ahora la echa...

--Sí. No me echa textualmente, pero me dice que hay un código ético por el cual cuando una persona tiene una sentencia aunque no sea en firme se tiene que ir del partido. La sentencia que yo tengo no es definitiva, es una sentencia sobre una situación administrativa y sin embargo no se discrimina ni se tienen en cuenta otra serie de situaciones o de valores. Es decir, se aplica una norma ética que el partido construye para sí mismo. Pero esa es la realidad. Nadie se ha enfrentado a eso y evidentemente yo ni quiero ni tampoco tengo el menor interés en hacerlo.

--¿Y volvería a sus filas?

--No sé lo que va a pasar dentro de un tiempo.

--¿Pero qué le tiene que agradecer el PSOE a usted?

--Primero la lealtad que he tenido, segundo la disciplina, tercero el trabajo y cuarto lo poco o mucho que mi trayectoria y mi nombre han podido aportar a unas siglas.

--Algunos líderes socialistas han salido en su defensa, aunque de forma tibia...

--Bueno. Cuando digo lo que digo no lo digo desde un punto de vista personal. Aunque puedan creer que como soy mujer me guío por los sentimientos. Soy una persona muy racional y no estoy pidiendo amor fraternal. No estoy hablando de eso. Estoy hablando de un problema político, de que es muy fácil quitar alcaldes y estoy hablando de que en todas las sentencias que se están dictando en los últimos tiempos hay un alto porcentaje que son socialistas de izquierdas. Una organización no puede defender delitos, evidentemente. Pero estoy hablando de hacer un planteamiento político y manifestar en rueda de prensa, o en un comunicado, o al término de una asamblea... Porque ni me he llevado una perra, ni tengo que pagar con la cárcel lo mal que he hecho, ni todos somos iguales, ni, ni, ni... Estoy hablando de una organización que si piensa que si algo es injusto debe decirlo con todo el respeto a todos los órganos correspondientes.

--¿Pero más allá de la manifestación, de la rueda de prensa, del comunicado, por qué el PSOE no contrata un abogado para defenderla, por ejemplo?

--No lo sé.

--¿Y cree que debería hacerlo?

--Yo creo que una organización po-tente como es el PSOE todavía está a tiempo de estudiar cauces, recursos... No estoy diciendo que el Partido Socialista avale situaciones delictivas, no estoy diciendo que el Partido Socialista se convierta en juez y en parte de nada. Estoy hablando de defender la honorabilidad de alguien que está sufriendo una situación injusta, si es que cree que es injusta.

--Porque además usted fue presidenta del partido...

--Claro, era la presidenta regional.

--Y todo corre de su bolsillo, es decir, usted paga el abogado, las costas, y es mucho dinero, supongo...

--Por supuesto. Y tienen sus minutas los abogados, evidentemente.

--Se deduce que usted está dolida con su partido...

--Claro que estoy dolida. Decir lo contrario sería no tener sentimientos. Siempre recuerdo que al día siguiente de perder la alcaldía de Cáceres, (yo había hecho la lista que no quería hacer pero que se hizo por la pacificación del partido), me doy cuenta que nadie asume corresponsablemente lo que ha ocurrido y eso me produce una desazón tremenda.

--¿Está diciendo que la culparon de la pérdida de las elecciones?

--Totalmente. Estoy diciendo eso. Si una persona que ha perdido las elecciones de repente no vale para nada estamos marcando unas situaciones que están pervirtiendo las reglas de juego.

--Vamos, que le dijeron: "Vete"...

--No. No fue así. Las cosas en política nunca son directas.

--¿Y cómo son?

--Mucho más sibilinas.

--Vale, pero si no le dijeron "Vete", le dijeron "Es mejor que te vayas", que para el caso... no sé qué diferencia hay...

--"Corresponde hacer una renovación, corresponde cambiar caras, corresponde dar una imagen distinta, corresponde, corresponde, corresponde". Que yo lo entiendo y lo acepto. Una persona de 50 años no puede hacer un pase de modelos con ropa de niña de 15.

--Pero bueno, ¿acaso la edad es un hándicap para esto?

--Ahora mismo en la política, sí. En la política pasa lo mismo que en los teatrillos, no hay papeles para personas maduras.

--Ustedes ganaron las elecciones y recuerdo una foto en el periódico del presidente Vara estrechando con una mano la de su esposa y en la otra, la suya. Y de pronto, usted desaparece del mapa, ¿qué ha ocurrido?

--No sé. Imagino que se ha entendido que mi presencia no era necesaria.

--Pero participó en la campaña...

--Sí. Claro que sí. Yo aprecio mucho a Guillermo Fernández Vara. Siempre he creído que podía ganar las elecciones y ser una persona importante en esta región. No me duele en prenda.

--Lo que ocurre es que un juez ha dicho que usted es culpable...

--Sí. Por eso habría que preguntarle a determinadas personas qué ha pesado en su ánimo. En eso no me puedo meter a contestar porque erraría.

--Los hechos por los que se la condena tienen que ver con el Urban Screen y se remontan a 2010 cuando el Consorcio Cáceres 2016, presidido por usted, encargó a la empresa Avivar la organización de este festival de artes visuales. Su presupuesto era de 60.000 euros. ¿Por qué se contrató esa actividad?

--Yo no monto el Consorcio 2016, no tuve la idea maravillosa, fue el anterior equipo gobernante. Ese Consorcio tenía unos órganos de dirección y un presupuesto que ponían diversas entidades con la idea de conseguir para Cáceres la Capital Europea de la Cultura. Yo lo presido porque soy la alcaldesa pero es el Consorcio el que abre convocatorias públicas para aceptar posibles actividades que le den peso y nombre a la ciudad de Cáceres. Yo en eso no participo directamente. El problema con el Urban Screen se produce cuando una vez que el proyecto está seleccionado y realizado se cae un patrocinador. Es cuando se intenta ver la posibilidad de que el ayuntamiento colabore de alguna forma. Ahí es donde surge la problemática, porque la víspera de irme de la alcaldía aparece una factura encima de mi mesa que me mandan de Intervención para que yo la reconozca. En términos administrativos reconocer una factura significa que yo digo que la actividad que referencia la factura se ha hecho. Ni más más ni más menos. No estoy diciendo que deba pagarse o no y desde luego no estoy pagando. Luego yo aparezco en todo esto al principio (cuando firmo como presidenta del Consorcio un convenio con unos señores que van a hacer una actividad, que han aprobado unos órganos), y aparezco al final. Y en todo caso hago lo que me dicen mis asesores. Y de repente soy la culpable de no sé qué cosa que yo he hecho delictivamente hablando y por la que se me condena.

--¿Entonces la magistrada se equivoca cuando estima que se fraccionó en cuatro facturas el pago de 81.373 euros para evitar sacar a concurso el festival?

--Yo no paso a enjuiciar lo que ha hecho la magistrada. Nosotros hemos apelado y hemos dado toda una serie de argumentos.

--¿No hubo contrato a dedo?

--Nunca fue a dedo. Siempre he entendido que puesto que el Consorcio había abierto la convocatoria pública y el proyecto era específico, la Ley de Contratos permite que proyectos específicos en convocatorias públicas se pueden contratar.

--¿Hay casos en los que un juez debería conceder una supremacía a la Justicia sobre la literalidad de una norma que pudiera haber sido mal interpretada?

--Tengo mi opinión, evidentemente, pero tampoco quiero enjuiciar eso.

--¿Hay casos en los que los jueces se aferran a la norma y punto?

--No considero que tenga que opinar sobre eso.

--¿Acertó Elena Nevado poniendo los hechos en conocimiento de la Fiscalía?

--Cuando he tenido una situación complicada en mis manos he intentado resolverla dentro del mundo administrativo con los propios técnicos del ayuntamiento. Me parece que la institución hay que defenderla siempre, estoy hablando de situaciones como estas, no estoy hablando de delitos de haberse llevado dinero.

--La actual alcaldesa ha asegurado: "Cuando uno se salta la ley tiene sus consecuencias"...

--Tampoco voy a enjuiciar lo que dice una persona. A mí no se me ocurriría ir contra un alcalde por situaciones de tipo de trabajo interno.

--Frente a ello, la sociedad civil ha mostrado un apoyo muy grande a su persona...

--Me he sentido muy comprendida y apoyada. Creo mucho en las trayectorias más que en los hechos puntuales. Ha habido muchas llamadas, gestos, mensajes... por eso es tan sorprendente para mí que las organizaciones no hagan determinados movimientos.

--Pero ya lo ha dicho el columnista de este Periódico Enrique Pérez Romero: "Los estatutos de los partidos se cumplen cuando se quiere y se incumplen cuando conviene"...

--Lamentablemente. Es cierto. Las organizaciones tienen unos estamentos, jerarquías, personas de carne y hueso. Y si es malo estar en algún tipo de contubernio igual de malo es estar en ninguno porque llegada la hora de la verdad no existe el capitán que te respalde. Y eso es un drama.

--¿Entonces con los capitanes Ibarra y Federico otro gallo hubiera cantado?

--No lo sé. Lo que creo es que una organización debe querer continuar. Y que importante es estar, pero también permanecer. Y a veces hay que tomar decisiones.

--La Fiscalía le pide un año y medio de cárcel por los ruidos de la Madrila. Bien es cierto que desde la época de Alicia Izaguirre esto ha sido un auténtico dislate...

--La gente en la calle me dice, pero cómo te van a castigar por algo que iniciamos nosotros con Juan Iglesias. Yo lo que hice fue sentarme con los técnicos del ayuntamiento, hacer una ordenanza que obligara a los hosteleros a tener todo perfectamente insonorizado. Eso fue lo que hice, publicar una ordenanza en 2009. ¿Por qué se me castiga a mí solo, los anteriores no tuvieron culpa ninguna. Yo ponía las multas, yo ponía los expedientes, yo patrullaba por la calle, o hay una policía local. Y el orden público de las calles lo mantiene la policía local o la Nacional, y los horarios los puede cambiar el ayuntamiento o no los puede cambiar, y para cerrar un establecimiento solo lo decide el ayuntamiento o lo decide también la Junta?. Todo eso es lo que yo me pregunto. ¿De repente no tengo derecho ninguno?. Mi abogado no tiene el documento que se ha publicado en los medios y tengo una sensación de indefensión, ¿Cómo me defiendo, no existe la ley para mí, por qué tengo yo menos derecho que el que acusa, menos derechos que los alcaldes que me han precedido, menos derecho que los técnicos que hacen los expedientes, seremos todos malos o ninguno, o es que la única mala soy yo? ¿Si en este momento ya no hay ruido será porque algo hice bien y si en este momento hay ruido por qué estoy yo condenada y no la actual alcaldesa? Es la pregunta que me hace todo el mundo y no sé qué contestar.

--Porque usted ni es Panamá, ni Gurtel, ni los ERES...

--¡Por Dios! Si yo cobraba menos como alcaldesa que como profesora universitaria y trabajaba tres veces más. Y ahora estoy en boca de todo el mundo.

--¿En qué acabará todo esto?

--Sigo confiando en la justicia, sigo confiando en el sentido común y sigo confiando en mi propia trayectoria.

--¿Y en su partido?

--Llegado este momento tienes que cerrar el libro.