Carmen Maura tiene las cosas muy claras. No busca protagonistas, porque le gusta, dice, cuidar su vida y las protagonistas tienen sus inconvenientes; pero sería distinto si volviera a rodar con Almodóvar, porque entonces "se le daría tanta importancia que la gente esperaría algo especial. Se armaría la de Dios".

Maura vive a caballo entre España y Francia con escalas en Bélgica y en países latinoamericanos donde la llaman para trabajar, como ha sido el caso de El sueño de Valentín , coproducción hispano-argentina que ahora tiene en cartel. Pero la esperan, como comenta ante un grupo de periodistas, tres proyectos en España, justo después de acabar un rodaje en Bélgica.

Sin embargo, entre esos proyectos no se encuentra ninguno con Almodóvar, un cineasta del que fue musa, con quien luego llegó el enfado y ahora vuelven a ser amigos. "Cuando nos encontramos después de diez años, a los treinta segundos podíamos tener una conversación igual que entonces. Nos conocemos mucho, creo que nos queremos. Es casi de la familia", explica una Carmen Maura que ahora rueda en Bruselas una película que recorre la vida de cuatro personajes a lo largo de 24 horas y donde encarna a una abuela española emigrada a Bélgica.

En España le esperan tres proyectos: La promesa , un filme de Hector Carré, quien fue ayudante de dirección de Antonio Hernández en Lisboa y en donde Carmen Maura tendrá un papel "muy torturado"; después rodará la nueva película de Menkes y Albacete, una comedia con personaje divertido, y, a continuación, la próxima de Antonio Hernández, "una película de la que sólo tengo la sinopsis pero es superfuerte y muy difícil".

Pero a Maura, la dificultad es algo que le gusta, pero no como para sufrir por su causa.