Carne de mala calidad, de especies animales que no figuran en la etiqueta y con algunos ingredientes inesperados. Este es el producto que consumen sin saberlo millones de españoles al adquirir una hamburguesa envasada en muchos centros comerciales del país, según los datos de un estudio publicado ayer por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). El informe va más allá de un mero análisis de laboratorio y cuenta con la colaboración de un grupo de cocineros, que aportaron su testimonio tras pasar por la parrilla las 20 hamburguesas analizadas, procedentes de 70 establecimientos de 6 ciudades.

Dos de las marcas analizadas, Eroski basic y Alipende, incluyen carne de caballo sin advertirlo en el etiquetado, un engaño al consumidor que debería obligar a las autoridades a intervenir, según la OCU. El profesor de Nutrición de la UAB José Juan Rodríguez Jerez cree que se trata de un "fraude" que genera un riesgo en personas alérgicas o que por motivos religiosos no pueden consumir este tipo de carne. Horas después de conocerse e l informe, Ahorramas, productora de Alipende, anunció la retirada del producto de los comercios.

Uno de los aspectos más controvertidos del documento revela que 16 de las 20 muestras se amparan en la normativa en vigor para comercilalizar el producto como burger meat --preparado de carne picada con un mínimo del 4% de cereales u hortalizas-- y poder así incluir aditivos que mejoran el aspecto del producto, colorantes, potenciador del sabor, gelatina y aromas. Mención especial merecen los sulfitos, un elemento que inhibe el crecimiento de bacterias, mohos y levaduras, pero que a partir de ciertas cantidades puede causar reacciones adversas en el consumidor, con vómitos, e incluso náuseas y cefáleas en personas alérgicas. Problemas que pueden producirse con más probabilidades en algunas hamburguesas, como la de Granja Los Tilos, que según revela el informe, ya incluye el 90% de la ingesta diaria admisible para un niño de 40 kilos, con lo que ya ni podría acompañar el bocado con kétchup o mostaza, portadores también de este conservante. La mayoría de muestras superan con creces el 6% de grasa de una pieza de carne de vacuno, con mención especial para Emcesa (23%) y Carrefour burger meat (25%). El estudio establece una media de 200 kilocalorías por cada 100 gramos de preparado, por unos 10 euros el kilo, una cifra razonable si fuera carne picada en exclusiva, aunque 11 declaran en su etiqueta tener el 80% o menos. Seis marcas no especifican el dato, un aspecto que la OCU relaciona con la tendencia errónea del consumidor a pensar que si no se detalla la cantidad de carne es el único ingrediente.

Los cocineros que intervienieron en el análisis constataron la presencia de tendones en las hamburguesas y una diferencia de hasta el 20% de peso antes y después de cocinarlas, que atribuyen a grasa fundida o a la pérdida de agua.

REACCION La Asociación nacional de industrias de la carne expresó su frontal rechazo al informe, alegando que contiene "falta de rigor, parcialidad y la intención de generar confusión y sensación de inseguridad en el consumidor", y defiende que los sulfitos son un aditivo "perfectamente regulado" en su aplicación a productos cárnicos.